miércoles, 25 de abril de 2012

Elecciones autonómicas anticipadas

El amago de anuncio por parte de Artur Mas de adelantar las elecciones en Cataluña si hay un atisbo real de intervención por parte del Estado ha abierto la caja de los truenos. La situación en otras comunidades autónomas lleva a pensar en que esa posibilidad se convierta en una realidad necesaria, y además con perspectivas nada halagüeñas para los populares. Un ejemplo de ello es Galicia, donde en los últimos meses del pasado año y los primeros de éste se especuló en los círculos próximos al PPG y a la Xunta con un adelanto, descartado por ahora debido a la impopularidad de las medidas del Gobierno central y, sobre todo, la incertidumbre que las mismas han generado entre la ciudadanía. Sin embargo, la situación económica desesperada por la que atraviesan regiones como Valencia, invita a pensar en que, de mera posibilidad, los comicios antes de tiempo pasen a ser una realidad. El efecto dominó puede ser devastador para el PP en términos electorales, puesto que ya en Asturias y Andalucía, dos regiones antagónicas desde todos los puntos de vista, la fomación de Rajoy sufrió las consecuencias de las políticas de recortes.

A pesar de que en Génova se sigue deshojando la margarita del adelanto en aquellos lugares en los que la economía doméstico/regional está al límite, el paso de esos gobiernos a manos de la izquierda haría ingobernable el país para Rajoy en un momento como el actual; a lo que habría que añadir el posible cambio ideológico en otros puntos del viejo continente. Y esto es lo que frena, por ahora, la decisión.

¿Cómo influyen las perspectivas a corto y medio plazo? Sin duda permiten vislumbrar un panorama muy negro, algo obvio a tenor de las advertencias llegadas principalmente desde Estados Unidos. El miedo jugará un papel fundamental en la toma de decisiones acerca de un adelanto electoral en algunas comunidades, pero el principal será la propia realidad de cada sitio. A modo de ejemplo, si la Generalitat Valenciana decide proceder al despido del 40/50% de la plantilla de empleados públicos, poco margen le quedará a su Gobierno para reconducir la situación. Si es el primero en caer, otros le seguirán porque la delicada estructura económica regional no se mantiene en unas condiciones en las que la soga de la austeridad aprieta, en especial, a la clase media. Los funcionarios han pasado de ser los privilegiados, a ocupar los primeros puestos del escalafón de quienes sufren de forma directa las medidas del Gobierno. Ahora se estudia su conversión a sacrificados.

Tampoco hay que olvidar lo que sucede, por ejemplo, en Extremadura, donde el PP se apoya en IU. Esta situación, que también se da en otras regiones, puede ser un caldo de cultivo importante para el adelanto puesto que algunas de las formaciones que sostienen a los populares en esos ejecutivos autonómicos sí pueden extraer rédito electoral en el final del respaldo.

La pregunta clave es: ¿Qué Gobierno autonómico se atreverá a encender la mecha?.


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