martes, 20 de noviembre de 2012

Un año Mariano

12 meses han transcurrido desde que el PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, tomó La Moncloa. 365 días en los que se han batido muchas marcas, la mayoría de las cuales tienen que ver con las protestas ciudadanas a raíz de medidas adoptadas desde el Gobierno de la 'marca España'. Hacer análisis de todo lo que se ha hecho o dicho daría para un libro, más extenso si se elaborara contraponiendo lo realizado con lo prometido por los populares antes de alcanzar la ansiada meta. Esa es la clave. Muchos españoles se vieron embelesados por los cantos de sirena del ahora presidente. Muchos de ellos dicen ahora que no volverían a depositar su confianza en el pontevedrés. Sin embargo, a la luz de las elecciones que se han celebrado desde aquel 20N, y a pesar de que nadie en la actualidad admite haber votado a Mariano Rajoy, por ahora el desgaste se aprecia sólo en las encuestas.

Empezó con fuerza su mandato; todavía está en el recuerdo aquel primer Consejo de Ministros en plenas navidades y los sobresaltos al escuchar medidas que todavía uno hoy se pregunta si conducirán a algún camino positivo. Supongo que me ciega la situación personal, como a millones de españoles a los que nos quieren echar encima la culpa de esta 'marca España' que tanto venden y por la que tan poco hacen. Por cierto, en aquellas primeras intervenciones empezó a aparecer la expresión "la herencia recibida", aunque en su debut como presidente aseguró que no lo utilizaría. Rápido se olvida que esa herencia es la que ha permitido al PP llegar a la mayoría absoluta, vía hecatombe socialista.

Todas las acciones de Gobierno están dirigidas a la recuperación, se afanan en repetir los ministros de Rajoy. Precisamente las que se supone cabezas pensantes de cada una de las carteras ministeriales han sido las que en más aprietos han puesto al presidente (disputas entre ellos, egos más grandes que el Everest, uso de redes sociales por familiares), tal vez derivado de unos curriculum vitae en los que no aparece experiencia laboral más allá de la política y si existe, en muchos casos no deja de sorprender la trayectoria.

Cada una de las medidas llevadas a cabo han sido analizadas de forma somera por los detractores y seguidores del presidente. Me refiero a los medios de comunicación. Estos, los medios y sus opinadores periodísticos, ya se habían situado en los lugares adecuados en mayo de 2011 tras arrasar el PP en las elecciones municipales y autonómicas. Lo demás, coser y cantar. Con grupos públicos y privados a la derecha del padre, 'vender' sus virtudes ha sido mucho más fácil. ¡Hasta los túper han servido para esta misión!

Sin embargo no contaba Rajoy con los opinadores y grupos mediáticos extranjeros (lo de las protestas ciudadanas, que han batido el récord en un año, son tomados como daños colaterales sin importancia). Ahí sí que le ha dolido; aparece de nuevo la denostada 'marca España'. Medios de todos los colores, signos e ideologías, a través de sus tribunas, han golpeado una y otra vez al presidente y a todo su Gobierno. Y en las ocasiones en que se le ha ocurrido salir al extranjero ha demostrado ese papel que muchos le atribuyen de 'buen segundo pero mal primero' y que el propio Aznar parece que ha querido rubricar atribuyéndole su ascenso en el partido sólo tras la negativa de Rato.

El problema es que Rajoy no se fía (dicen que los gallegos somos desconfiados aunque creo que no tiene nada que ver con esto) ni de los medios de aquí. ¿Cuántas entrevistas ha concedido a medios españoles? Para la respuesta no sirve el paripé de ese talk show en TVE con periodistas de los 'principales' periódicos.

¿Y un año después estamos mejor? A tenor de los datos micro y macroeconómicos parece que no (no caigo en el error de los economistas de olvidarse de lo cotidiano, del día a día, de lo que ocurre en cada hogar; pero el devenir de las familias y lo mal que lo están/estamos pasando es evidente). ¿Pero estas medidas darán sus frutos? Asegura el presidente que sí, que el final del túnel llegará en 2013/2014.

En contra de estos vaticinios juega este primer año. Los incumplimientos y el ir hacia adelante (o atrás, según se mire) sin importar las dramáticas consecuencias (aumenta el beneficio de las grandes empresas mientras disminuye de forma alarmante el de las familias; se incrementan las privatizaciones de servicios públicos, verdaderos responsables de todos los males económicos según los populares; se superan las cifras históricas de desempleo, de cierre de empresas, de EREs, de pérdida de derechos laborales, judiciales, sociales...) han marcado el primer cuarto de un partido al que todavía le queda mucho pero ¿aguantará la 'marca España' esta vorágine?