viernes, 30 de marzo de 2012

Castillos en el aire: de la octava potencia a la Champions League



-         Papá, ¿quiénes son todos esos?. Por qué gritan y están enfadados.
-         Pues eso es una manifestación, Paula.
-         ¿Una manifsttcin..? Y eso qué es. Hay mucha gente, como cuando... en el circo.
-         Sí hija, le podrías estar dando ahora mismo titulares a según que folletines informativos. Ellos dicen que son medios de comunicación, pero creo que son simplemente medio-folletines interesados.
-         Qué...
-         Nada hija, perdona. Es que a veces papá se lía y también te lía a ti. De todas maneras lo de la...
-         Mafinestac...
-         Sí, la manifestación, es un acto que, tradicionalmente la izquierda ha venido utilizando para reivindicar algunas cosas. Aunque, ahora que recuerdo, hace mucho, mucho tiempo, allá por el año 2011 y justo antes de las elecciones que llevaron al Gobierno al paisano de papá, si no me falla la memoria, que ya empieza a hacerlo, algunas entidades democráticas por definición se echaron a las calles contra el anterior presidente por razones diversas: contra el aborto, contra ETA, contra el aborto y la nueva ley, contra ETA y el Gobierno, contra el aborto y por la familia, contra ETA y las negociaciones con los terroristas, contra el aborto y... En fin, contra muchas y variadas cosas.
-         Pero papá, qué es el aborto.
-         Creo que va siendo hora de irse a dormir. Cuando llegue el momento hablaremos de estas cosas sobre las que tú ya te crearás tu propia opinión.
-         ¿¡Qué!?
-         Nada hija. ¿Te leo un cuento para dormir?
-         Vale, papi.
-         Había una vez un país maravilloso en el que se construían muchos castillos...
-         Y la madrastra también.
-         Sí hija, la madrastra era la que tenía uno de los castillos más grandes.
-         Noooo, digo que la madrastra también estaba y era mala como con la Cenicienta.
-         Ah, sí claro Paula. Bueno, como te decía hacían muuuuchos castillos, sobre todo, y daba igual dónde fuera, lo importante era hacerlos para que el país prosperase...
-         ¿Y quién vivía en ellos?.
-         Buena pregunta hija. Pero eso vendrá más adelante. La cuestión es que llegó un momento en que quienes dejaban el dinero se hicieron muy ricos, como aquellos que construían los castillos. El precio de estos empezó a subir, así que la gente pronto no pudo comprarlos y ahí se inició el problema. Muchos castillos y pocos compradores.

Esa es la clave de todo. Un país como el nuestro del que alguien dijo que está en los puestos de cabeza del mundo desde el punto de vista económico (Aznar), y que después pasó a la Champions League (Zapatero). El problema es el sustento de esa buena clasificación: el ladrillo, los castillos. Que más que nunca han sido y son en el aire. No obstante, nuestros insignes políticos se empeñaron en defender ese modelo frente a la apuesta por la formación de calidad, la salida laboral de los jóvenes y no tan jóvenes muy bien preparados en las más diversas y variadas materias, en I+D+i, en la protección social, en definitiva, en apostar por el ciudadano y el país de verdad, y no apoyarse en ideologías neoliberales, ultraconservadoras, de la socialdemocracia de mentira, el comunismo trasnochado, o el centrismo indefinido (aquí entraría algunos partidos sin una ideología, ni siquiera, de pega que se basan en colores llamativos para aparentar en los carteles publicitarios). Tampoco podemos olvidar a aquellos nacionalistas autonómicos que hoy son independentistas y mañana, por aquello de seguir en el ‘machito’, se convierten en primeros espadas del Estado. A grandes rasgos la génesis de lo que ahora vivimos y padecemos podría ser ésta.


¿Cómo estamos ahora?. Es evidente que bajo el yugo de una Europa que marca el camino que más le interesa a los países verdaderamente fuertes, es decir, Alemania y Francia, aunque su fortaleza sin el resto sería mucho menor; pero ni siquiera estas naciones mandan sino que lo hacen LOS MERCADOS. No soy un experto en economía pero a la hora de definir la situación en la que España se encuentra en la actualidad a mi cabeza viene la palabra desolación.

Ayer tuvo lugar la primera huelga general de la era Rajoy, y tan solo 100 días después de su llegada al poder. Por qué se llega a esto. Creo, sinceramente, que por la obstinación y el empeño de un Gobierno en cambiar radicalmente lo realizado por el anterior. Sin embargo cae en el mismo error: tratar de hacer a la vez diferentes reformas con el único objetivo de ir desviando la atención pública, resquebrajándola en diversas visiones. A Zapatero le salió mal porque, de repente según él, llegó una crisis económica bastante ‘preavisada’; Rajoy, del mismo modo, ha optado por la modificación de leyes que contentan a su electorado y generan mucha discusión. No obstante, la madre del cordero está en la reforma laboral cuyo impacto social ha provocado un efecto distinto al esperado por el Gobierno, a pesar de que el presidente ya lo anunció ¿sin saberlo? en una ‘pillada’ en el marco de esas reuniones de los prohombres de la política europea actual. Al final la atención no se bifurca sino que se concentra, y las manifestaciones de ayer son un buen ejemplo.

Desde mi punto de vista el 29-M, o mejor dicho las manifestaciones que cerraron la jornada de paros, es un llamamiento a la clase política, no solo al Gobierno, para que tome nota de que el pueblo (en el que reside la soberanía, no en el Parlamento, señora ministra, que a veces ustedes mismos acaban siendo acreedores de los calificativos más irónicos y con razón) no está dispuesto a ser el único que padezca sus desmanes (bien en forma de corrupción, bien de ineptitud). Pero los recortes no van a parar. No olvidemos que las próximas elecciones en España serán en Galicia. Todavía queda tiempo. O no.

martes, 27 de marzo de 2012

¿Una Ley de Transparencia en el país del Lazarillo de Tormes?

No entiendo cómo es posible que todos, o casi todos, nos ilusionemos tanto ante el anuncio realizado por la vicepresidenta del Gobierno de la que se denomina ya Ley de Transparencia. Que no digo yo que no sea necesaria. Sin embargo me surgen una serie de dudas no sobre su idoneidad, sino acerca de su posibilidad de aplicación en un país como el nuestro.

Este anuncio me suena a seguir preparando el camino para lo que viene. La clave es ¿estamos preparados, están preparados los políticos de este país para someterse al mandato de dicha ley?. Respuesta: sinceramente creo que no.

Para que una normativa de este calado se aplicase con todas las consecuencias en primer lugar habría que modificar la mentalidad española. ¿Por qué?. Este es el país de la picaresca, y no es un tópico. El país del Lazarillo de Tormes, cuyas andanzas tenían un fin justificado en un momento concreto pero que muchos representantes de la res publica han adoptado y adaptado a los tiempos actuales.





Desde mi punto de vista, a la hora de analizar la ley, más allá de loables intenciones, que no las niego aunque las sitúo en paralelo a un afán de protagonismo y cierta demagogia o populismo, se debe partir de la voluntad para hacerlo. Siempre pongo el mismo ejemplo, y que no se entienda como una autocrítica, o sí, me da igual, porque este país también ha dado grandes nombres en todos los campos de la vida que se han caracterizado por su honradez y mentalidad abierta y avanzada (también desde el punto de vista ideológico). El ejemplo que siempre me planteo es: ¿Si en España existiera el dispensador de periódicos que hay en otros países, qué pasaría?. Que en primer lugar alguien se llevaría los periódicos, para qué; no se sabe, pero se los llevaría. Después de que el dispensador estuviera vacío, otro ‘rapiñaría’ el dinero de algún ‘desalmado’ que se atrevió a pagar por el diario en cuestión. Por último, el propio dispensador sería introducido en una furgoneta para llevarlo a una chatarrería y sacar por él unos duros, perdón, euros.

Esto trasladado al campo de la política, digo la ley, no el dispensador (aunque también hay similitudes), me ofrece pocas conclusiones positivas. No obstante, hay un aspecto de la normativa que sí creo que podrá aplicarse: lo de los sueldos de los políticos. ¿Cómo es posible que un pueblo con 600 habitantes tenga un alcalde que quiere ganar 56.000 euros?. Esto es de juzgado de guardia.

¿Por qué entonces no se podrá hacer efectiva la ley? Considero que en el momento en que le toque (del verbo tocar) a algún responsable político del partido que gobierne (da igual ahora que en otro momento), enseguida se demorará su aplicación buscando no sé qué triquiñuelas legales. Conclusión. Para que fuera efectiva una ley de estas características (insisto, muy necesaria), primero tendríamos que hacernos un lavado neuronal completo como país y, a continuación, esperar que las nuevas generaciones tengan su mente más europeízada.
 

domingo, 18 de marzo de 2012

Copago ¿Por qué no?


Sabes una cosa Paula?. Cuando te pones enferma mamá y yo te llevamos al médico pero el sistema en el que está incluida Carmen (es el nombre de su pediatra) está en bancarrota. Es lo que dicen las personas que dirigen este país y por ello se están articulando las medidas necesarias para que podamos seguir teniendo la posibilidad de que cuando te pones enfermita una doctora como Carmen te atienda. En algunos sitios como Cataluña, se acaba de aprobar un mecanismo por el cual, a la hora de comprar un medicamento, todo el mundo aporta un poquito y así podemos hacer sostenible nuestro sistema.

Algunos critican este tipo de acciones, pero en un momento de crisis como el que estamos atravesando, todos, hija, debemos poner nuestro granito de arena. Según dicen grandes políticos y medios de comunicación de ‘referencia’ de España, es preciso que se adopten medidas para poder salvaguardar la Sanidad y una de ellas es la de dar todos un poco cada vez que vayamos al médico.

En lugares que para nosotros son referencia y cuyas economías van viento en popa, ya se aplica lo que aquí algunos llaman ya prepago de la sanidad. Ejemplos hay muchos y, sin duda, cuando se aplique y a medida que avance la implantación del mecanismo, irá reforzándose dando pasos hacia delante hasta que, por fin, alcancemos los niveles oportunos para copiar y pegar las virtudes del sistema americano, adalid de muchos insignes economistas que, además, son los que se están dejando la piel para que abandonemos esta situación de crisis y desempleo que ahora mismo nos acecha.

Y tú te preguntarás ¿Si es tan positivo y es la única manera de que pueda seguir atendiéndome Carmen, por qué lo critican?. Es buena la pregunta hija. Básicamente, en nuestro país, una parte se ha empeñado en poner en tela de juicio lo que hace la otra parte. Me refiero a ideologías. La izquierda ahora mismo, tras lo hecho en los últimos 7 años, no está legitimada para el intento de aleccionar acerca de las políticas que se llevan a cabo en España desde que gobierna el PP. El ‘rojerío’, como denominan a este movimiento -muy ligado al 15-M que trata de buscar la desestabilización del país-, algunos medios de comunicación muy importantes por su audiencia y la calidad de sus análisis periodísticos, persiguen impedir un cambio que es absolutamente necesario y para el que se están preparando las acciones políticas que requiere una...
Fragmento de Sicko de Michael Moore.

Ya sé hija, que por cierto has preferido escuchar a Los cantajuegos a los diez segundos de esta disertación y seguramente con una actitud inteligente por tu parte, que todo lo que te cuento te suena a chino. Estoy de acuerdo contigo. Esos del rojerío me da igual lo que digan. Pensando en lo que tenemos ahora y en el sistema que hemos disfrutado durante, por lo menos, desde que tengo uso de razón, me quedo con la Sanidad Pública. No podemos aspirar a situaciones como las que intentan ‘vendernos’ por intereses meramente económicos. ¿Cómo es posible que traten de implantar, poco a poco me temo, otra Sanidad pagada y prepagada por todos?. No sé qué opinarás en unos años; sin embargo, Paula, ojalá puedas seguir disfrutando de un sistema que es la envidia de otros países, en el que la calidad médica y asistencial está fuera de toda duda y cuyo coste es sensiblemente inferior a otros, incluidos esos que intentan introducir a toda costa.

Hace algunos años, en una entrevista a uno de los aspirantes a desbancar a Esperanza Aguirre de la presidencia de la Comunidad de Madrid, le pregunté qué iba a pasar con esos hospitales cuya propiedad pertenece a empresas constructoras (el de Coslada, por ejemplo, es de Sacyr-Vallehermoso). Me comentaba que era complicado cambiar el mecanismo impuesto por Aguirre de una gestión público-privada, pero que el objetivo era volver a lo que ya existía. Cuestionado acerca de dónde podría estar la solución, después de vueltas sobre el mismo eje, yo mismo extraje las conclusiones, o la conclusión, en singular: el problema no es el sistema, sino sus gestores, los políticos.

A modo de conclusión, hija mía, ojalá puedas disponer de un sistema público de salud en el que prime la atención por encima del beneficio económico. Una sanidad igual para todos, con independencia de la capacidad pecuniaria, porque entonces no nos sentaremos en una sobremesa dentro de quince años y tú nos preguntes cómo era aquello de ir al médico cuando tenías dos años y no había que sacar la tarjeta de crédito/débito.

Es increíble cómo, desde hace años, se buscan excusas para romper una sistema consolidado, y basta sólo recordar lo del céntimo-sanitario. ¿Adónde ha ido a parar el dinero de ese céntimo sobre los carburantes?. Una vez más, creo que los políticos tienen la respuesta, y supongo que no nos gustaría. En definitiva, hija, no quiero pagar, otra vez, por ir al médico, porque ya lo hago cada mes y con mucho gusto. Si quienes gobiernan o han gobernado han puesto el sistema en peligro, que paguen ellos, y si es preciso, incluso, ante la justicia (aunque quienes la imparten también merecen otras reflexiones, que te darían para escuchar todos los éxitos de Los cantajuegos). Ya me callo, y me uno a ti para escuchar el cuento del zapatero (que no ZP, no seamos mal pensados, que tiene sólo dos años y medio).

sábado, 17 de marzo de 2012

A modo de introducción

En esta primera entrada de la nueva experiencia que suponen para mí estas Conversaciones con Paula, me gustaría explicar los motivos de por qué me decido a abrir esta ventana y cuáles son mis intenciones. Aunque parezca una obviedad, entre mis propósitos no se encuentra influir en las opiniones, ideologías o formas de pensar de quienes puedan leer cualquiera de las ‘cosas’ que aquí aparezcan. Simplemente trata de ser una vía de escape de la vida cotidiana a través de charlas con mi hija Paula, de 2 años y medio, para intentar explicarle cómo es el mundo al que ha llegado hace poco tiempo y, a partir de aquí, analizar cuáles serán las consecuencias para un país, una ciudad, una región, un planeta en el que ella tendrá que formarse como persona. No tengo intención de seguir un guión acerca de los temas sobre los que hablar; unos surgirán de mis conversaciones con Paula (sí, aunque sea pequeña, lo cierto es que hace preguntas que me sorprenden), mientras que otros estarán guiados por mi estado de ánimo.
Paula en la segunda semana de vida

He de reconocer que también a la hora de decidirme a plasmar muchos de los pensamientos o arrebatos que se me pasan por la cabeza, ha influido de manera decisiva la situación actual por la que atraviesa la profesión a la que me dedico y a la que, lo digo de corazón pero claramente ‘afectado’ por lo que vivo y padecen compañeros periodistas, espero que la pequeña Paula no se dedique nunca. Del mismo modo, al hilo de lo anterior, también quiero aclarar que no soy experto en nada y mi calidad de escritura no llega, ni de lejos, a la que atesoran gran cantidad de colegas de profesión. Mi objetivo no es dar clases de nada, únicamente desvariar un poco sobre temas que me interesan y que alternaré con otros más personales. Y todo ellos bajo una premisa que escuché en algún sitio, o que alguien me comentó cuando empezaba en esto (hace sólo 13 años): cuenta las cosas para que las entienda tu abuela, porque si ella las comprende, también lo harán quienes tengan una, dos o tres carreras universitarias.

Tal vez para comenzar creo que es justo presentar a Paula, porque al fin y al cabo ella será una parte importante de este cuaderno de viaje. Tiene en la actualidad dos años y medio y como piensan todos los padres y madres del mundo de sus hijos, para mí es la más lista, la más inteligente, la más... Qué queréis que diga, soy su padre. No sé si vendrán más, que si fuera como la llegada del Espíritu Santo seguramente sería más fácil; el problema es que Paula antes de nacer dio mucha guerra y unos nueve meses llenos de angustia, temor e inseguridades, algo que también iré contando, si me apetece, en este blog.

Lo dicho, ahora las incertidumbres tienen que ver con su futuro debido a la situación actual de este país en el que nos ha tocado vivir. Es cierto que si la conexión fuera espiritual a través, yo que sé, de benedictos y roucos, a tenor de lo que aparece estos días en los medios de familiares de políticos ‘bien situados socialmente’ y ‘por méritos propios’, entonces esos miedos durante la gestación de la pequeña, no se trasladarían ahora, pensando en el futuro y en que cada día come y tiene necesidades que, por desgracia, cuestan dinero. Se da la casualidad de que soy gallego y García, es decir, que he vivido buena parte de mis 38 años, los de mi formación, bajo la gestión de Don Manuel, que Dios lo tenga en su gloria, y en aquellas tierras hay muchos ejemplos de esas relaciones humanas ‘sanas’ que permitían a los hijos de familias con apellidos prominentes encontrar siempre los mejores empleos, más allá de méritos. Y claro, siendo un García... tocó emigrar a las tierras de interior, a la de las oportunidades, a Madrid.

Por cierto. Este cuaderno está abierto a todo el mundo porque no hay detrás político o empresario que pueda alterar su contenido, como sucede en los medios de comunicación en los que nos ganamos la vida. Las opiniones respetuosas no solo serán bienvenidas sino que las considero necesarias.