domingo, 18 de marzo de 2012

Copago ¿Por qué no?


Sabes una cosa Paula?. Cuando te pones enferma mamá y yo te llevamos al médico pero el sistema en el que está incluida Carmen (es el nombre de su pediatra) está en bancarrota. Es lo que dicen las personas que dirigen este país y por ello se están articulando las medidas necesarias para que podamos seguir teniendo la posibilidad de que cuando te pones enfermita una doctora como Carmen te atienda. En algunos sitios como Cataluña, se acaba de aprobar un mecanismo por el cual, a la hora de comprar un medicamento, todo el mundo aporta un poquito y así podemos hacer sostenible nuestro sistema.

Algunos critican este tipo de acciones, pero en un momento de crisis como el que estamos atravesando, todos, hija, debemos poner nuestro granito de arena. Según dicen grandes políticos y medios de comunicación de ‘referencia’ de España, es preciso que se adopten medidas para poder salvaguardar la Sanidad y una de ellas es la de dar todos un poco cada vez que vayamos al médico.

En lugares que para nosotros son referencia y cuyas economías van viento en popa, ya se aplica lo que aquí algunos llaman ya prepago de la sanidad. Ejemplos hay muchos y, sin duda, cuando se aplique y a medida que avance la implantación del mecanismo, irá reforzándose dando pasos hacia delante hasta que, por fin, alcancemos los niveles oportunos para copiar y pegar las virtudes del sistema americano, adalid de muchos insignes economistas que, además, son los que se están dejando la piel para que abandonemos esta situación de crisis y desempleo que ahora mismo nos acecha.

Y tú te preguntarás ¿Si es tan positivo y es la única manera de que pueda seguir atendiéndome Carmen, por qué lo critican?. Es buena la pregunta hija. Básicamente, en nuestro país, una parte se ha empeñado en poner en tela de juicio lo que hace la otra parte. Me refiero a ideologías. La izquierda ahora mismo, tras lo hecho en los últimos 7 años, no está legitimada para el intento de aleccionar acerca de las políticas que se llevan a cabo en España desde que gobierna el PP. El ‘rojerío’, como denominan a este movimiento -muy ligado al 15-M que trata de buscar la desestabilización del país-, algunos medios de comunicación muy importantes por su audiencia y la calidad de sus análisis periodísticos, persiguen impedir un cambio que es absolutamente necesario y para el que se están preparando las acciones políticas que requiere una...
Fragmento de Sicko de Michael Moore.

Ya sé hija, que por cierto has preferido escuchar a Los cantajuegos a los diez segundos de esta disertación y seguramente con una actitud inteligente por tu parte, que todo lo que te cuento te suena a chino. Estoy de acuerdo contigo. Esos del rojerío me da igual lo que digan. Pensando en lo que tenemos ahora y en el sistema que hemos disfrutado durante, por lo menos, desde que tengo uso de razón, me quedo con la Sanidad Pública. No podemos aspirar a situaciones como las que intentan ‘vendernos’ por intereses meramente económicos. ¿Cómo es posible que traten de implantar, poco a poco me temo, otra Sanidad pagada y prepagada por todos?. No sé qué opinarás en unos años; sin embargo, Paula, ojalá puedas seguir disfrutando de un sistema que es la envidia de otros países, en el que la calidad médica y asistencial está fuera de toda duda y cuyo coste es sensiblemente inferior a otros, incluidos esos que intentan introducir a toda costa.

Hace algunos años, en una entrevista a uno de los aspirantes a desbancar a Esperanza Aguirre de la presidencia de la Comunidad de Madrid, le pregunté qué iba a pasar con esos hospitales cuya propiedad pertenece a empresas constructoras (el de Coslada, por ejemplo, es de Sacyr-Vallehermoso). Me comentaba que era complicado cambiar el mecanismo impuesto por Aguirre de una gestión público-privada, pero que el objetivo era volver a lo que ya existía. Cuestionado acerca de dónde podría estar la solución, después de vueltas sobre el mismo eje, yo mismo extraje las conclusiones, o la conclusión, en singular: el problema no es el sistema, sino sus gestores, los políticos.

A modo de conclusión, hija mía, ojalá puedas disponer de un sistema público de salud en el que prime la atención por encima del beneficio económico. Una sanidad igual para todos, con independencia de la capacidad pecuniaria, porque entonces no nos sentaremos en una sobremesa dentro de quince años y tú nos preguntes cómo era aquello de ir al médico cuando tenías dos años y no había que sacar la tarjeta de crédito/débito.

Es increíble cómo, desde hace años, se buscan excusas para romper una sistema consolidado, y basta sólo recordar lo del céntimo-sanitario. ¿Adónde ha ido a parar el dinero de ese céntimo sobre los carburantes?. Una vez más, creo que los políticos tienen la respuesta, y supongo que no nos gustaría. En definitiva, hija, no quiero pagar, otra vez, por ir al médico, porque ya lo hago cada mes y con mucho gusto. Si quienes gobiernan o han gobernado han puesto el sistema en peligro, que paguen ellos, y si es preciso, incluso, ante la justicia (aunque quienes la imparten también merecen otras reflexiones, que te darían para escuchar todos los éxitos de Los cantajuegos). Ya me callo, y me uno a ti para escuchar el cuento del zapatero (que no ZP, no seamos mal pensados, que tiene sólo dos años y medio).

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