sábado, 17 de marzo de 2012

A modo de introducción

En esta primera entrada de la nueva experiencia que suponen para mí estas Conversaciones con Paula, me gustaría explicar los motivos de por qué me decido a abrir esta ventana y cuáles son mis intenciones. Aunque parezca una obviedad, entre mis propósitos no se encuentra influir en las opiniones, ideologías o formas de pensar de quienes puedan leer cualquiera de las ‘cosas’ que aquí aparezcan. Simplemente trata de ser una vía de escape de la vida cotidiana a través de charlas con mi hija Paula, de 2 años y medio, para intentar explicarle cómo es el mundo al que ha llegado hace poco tiempo y, a partir de aquí, analizar cuáles serán las consecuencias para un país, una ciudad, una región, un planeta en el que ella tendrá que formarse como persona. No tengo intención de seguir un guión acerca de los temas sobre los que hablar; unos surgirán de mis conversaciones con Paula (sí, aunque sea pequeña, lo cierto es que hace preguntas que me sorprenden), mientras que otros estarán guiados por mi estado de ánimo.
Paula en la segunda semana de vida

He de reconocer que también a la hora de decidirme a plasmar muchos de los pensamientos o arrebatos que se me pasan por la cabeza, ha influido de manera decisiva la situación actual por la que atraviesa la profesión a la que me dedico y a la que, lo digo de corazón pero claramente ‘afectado’ por lo que vivo y padecen compañeros periodistas, espero que la pequeña Paula no se dedique nunca. Del mismo modo, al hilo de lo anterior, también quiero aclarar que no soy experto en nada y mi calidad de escritura no llega, ni de lejos, a la que atesoran gran cantidad de colegas de profesión. Mi objetivo no es dar clases de nada, únicamente desvariar un poco sobre temas que me interesan y que alternaré con otros más personales. Y todo ellos bajo una premisa que escuché en algún sitio, o que alguien me comentó cuando empezaba en esto (hace sólo 13 años): cuenta las cosas para que las entienda tu abuela, porque si ella las comprende, también lo harán quienes tengan una, dos o tres carreras universitarias.

Tal vez para comenzar creo que es justo presentar a Paula, porque al fin y al cabo ella será una parte importante de este cuaderno de viaje. Tiene en la actualidad dos años y medio y como piensan todos los padres y madres del mundo de sus hijos, para mí es la más lista, la más inteligente, la más... Qué queréis que diga, soy su padre. No sé si vendrán más, que si fuera como la llegada del Espíritu Santo seguramente sería más fácil; el problema es que Paula antes de nacer dio mucha guerra y unos nueve meses llenos de angustia, temor e inseguridades, algo que también iré contando, si me apetece, en este blog.

Lo dicho, ahora las incertidumbres tienen que ver con su futuro debido a la situación actual de este país en el que nos ha tocado vivir. Es cierto que si la conexión fuera espiritual a través, yo que sé, de benedictos y roucos, a tenor de lo que aparece estos días en los medios de familiares de políticos ‘bien situados socialmente’ y ‘por méritos propios’, entonces esos miedos durante la gestación de la pequeña, no se trasladarían ahora, pensando en el futuro y en que cada día come y tiene necesidades que, por desgracia, cuestan dinero. Se da la casualidad de que soy gallego y García, es decir, que he vivido buena parte de mis 38 años, los de mi formación, bajo la gestión de Don Manuel, que Dios lo tenga en su gloria, y en aquellas tierras hay muchos ejemplos de esas relaciones humanas ‘sanas’ que permitían a los hijos de familias con apellidos prominentes encontrar siempre los mejores empleos, más allá de méritos. Y claro, siendo un García... tocó emigrar a las tierras de interior, a la de las oportunidades, a Madrid.

Por cierto. Este cuaderno está abierto a todo el mundo porque no hay detrás político o empresario que pueda alterar su contenido, como sucede en los medios de comunicación en los que nos ganamos la vida. Las opiniones respetuosas no solo serán bienvenidas sino que las considero necesarias.


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