En esta primera entrada de la nueva experiencia que
suponen para mí estas Conversaciones con Paula, me gustaría explicar los
motivos de por qué me decido a abrir esta ventana y cuáles son mis intenciones.
Aunque parezca una obviedad, entre mis propósitos no se encuentra influir en
las opiniones, ideologías o formas de pensar de quienes puedan leer cualquiera
de las ‘cosas’ que aquí aparezcan. Simplemente trata de ser una vía de escape
de la vida cotidiana a través de charlas con mi hija Paula, de 2 años y medio,
para intentar explicarle cómo es el mundo al que ha llegado hace poco tiempo y,
a partir de aquí, analizar cuáles serán las consecuencias para un país, una
ciudad, una región, un planeta en el que ella tendrá que formarse como persona.
No tengo intención de seguir un guión acerca de los temas sobre los que hablar;
unos surgirán de mis conversaciones con Paula (sí, aunque sea pequeña, lo
cierto es que hace preguntas que me sorprenden), mientras que otros estarán
guiados por mi estado de ánimo.
Paula en la segunda semana de vida |
He de reconocer que también a la hora de decidirme a
plasmar muchos de los pensamientos o arrebatos que se me pasan por la cabeza,
ha influido de manera decisiva la situación actual por la que atraviesa la
profesión a la que me dedico y a la que, lo digo de corazón pero claramente
‘afectado’ por lo que vivo y padecen compañeros periodistas, espero que la
pequeña Paula no se dedique nunca. Del mismo modo, al hilo de lo anterior,
también quiero aclarar que no soy experto en nada y mi calidad de escritura no
llega, ni de lejos, a la que atesoran gran cantidad de colegas de profesión. Mi
objetivo no es dar clases de nada, únicamente desvariar un poco sobre temas que
me interesan y que alternaré con otros más personales. Y todo ellos bajo una
premisa que escuché en algún sitio, o que alguien me comentó cuando empezaba en
esto (hace sólo 13 años): cuenta las cosas para que las entienda tu abuela,
porque si ella las comprende, también lo harán quienes tengan una, dos o tres
carreras universitarias.
Tal vez para comenzar creo que es justo presentar a
Paula, porque al fin y al cabo ella será una parte importante de este cuaderno
de viaje. Tiene en la actualidad dos años y medio y como piensan todos los
padres y madres del mundo de sus hijos, para mí es la más lista, la más
inteligente, la más... Qué queréis que diga, soy su padre. No sé si vendrán
más, que si fuera como la llegada del Espíritu Santo seguramente sería más
fácil; el problema es que Paula antes de nacer dio mucha guerra y unos nueve
meses llenos de angustia, temor e inseguridades, algo que también iré contando,
si me apetece, en este blog.
Lo dicho, ahora las incertidumbres tienen que ver
con su futuro debido a la situación actual de este país en el que nos ha tocado
vivir. Es cierto que si la conexión fuera espiritual a través, yo que sé, de
benedictos y roucos, a tenor de lo que aparece estos días en los medios de
familiares de políticos ‘bien situados socialmente’ y ‘por méritos propios’,
entonces esos miedos durante la gestación de la pequeña, no se trasladarían
ahora, pensando en el futuro y en que cada día come y tiene necesidades que,
por desgracia, cuestan dinero. Se da la casualidad de que soy gallego y García,
es decir, que he vivido buena parte de mis 38 años, los de mi formación, bajo
la gestión de Don Manuel, que Dios lo tenga en su gloria, y en aquellas tierras
hay muchos ejemplos de esas relaciones humanas ‘sanas’ que permitían a los
hijos de familias con apellidos prominentes encontrar siempre los mejores
empleos, más allá de méritos. Y claro, siendo un García... tocó emigrar a las
tierras de interior, a la de las oportunidades, a Madrid.
Por cierto. Este cuaderno está abierto a todo el
mundo porque no hay detrás político o empresario que pueda alterar su
contenido, como sucede en los medios de comunicación en los que nos ganamos la
vida. Las opiniones respetuosas no solo serán bienvenidas sino que las
considero necesarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario