Estos días, meses y casi años, la economía no
deja de ser la que manda en la apertura de informativos en radio, televisión y
periódicos, sin olvidar internet. El panorama no es halagüeño y las
perspectivas invitan a pensar en una situación más que complicada cuya cúspide
podría ser la intervención de España por parte de la Unión Europea. El Gobierno
de Mariano Rajoy está empeñado en una política de déficit cero a pesar de que
algunos expertos en materia económica, así como diferentes medios de
comunicación anglosajones que no son sospechosos de seguir una ideología
socialdemócrata, hacen un análisis negativo de las medidas adoptadas
hasta el momento por el Ejecutivo español.
Las condiciones de la deuda española, con una
prima de riesgo que sólo se modera por la compra del BCE, con un desempleo que
sigue creciendo y que, de continuar esta tendencia, superará las peores previsiones de
Moncloa, son el caldo de cultivo perfecto para que esta legislatura sea más
corta de lo que muchos quisieran. Las turbulencias económicas y las presiones
son tan grandes que el futuro del actual inquilino de palacio presidencial
español es incierto.
Ni siquiera un debate económico-político con
Argentina, tratando de hacer valer la fuerza del españolismo que en otras
ocasiones sirvió (el ejemplo más hilarante fue Perejil, cuando Mariano Rajoy
era vicepresidente de Aznar), parece que vaya a otorgar rédito alguno al
Gobierno cara a la opinión pública. Es más, el efecto parece ser el contrario,
es decir, los españoles se toman a mofa lo del posible conflicto. Además,
también debemos tener en cuenta que España se hizo con el poder de la filial
argentina en unas condiciones ‘muy ventajosas’. No extraña que ahora una
populista como Cristina Kirchner trate de ‘recuperar’ la compañía y
nacionalizarla, porque responde también a un criterio meramente demagógico,
algo que siempre roza con el populismo y el nacionalismo rancio (del que
algunos han hecho carrera mediática y política aquí en España).
El ejemplo de que tanto las maneras como las
políticas del actual Ejecutivo español están desbordando las peores
perspectivas de los asesores de Rajoy es el sondeo presentado por el diario El
País. A pesar del anuncio, por parte del propio presidente, de hasta dos
huelgas generales, su nivel de aceptación entre la ciudadanía alcanza niveles
muy bajos cuando apenas lleva unos meses en el poder, y ello aunque el desgaste
inicial en condiciones desfavorables lo suelan pagar los mandatarios en los
primeras semanas/meses de gestión.
El problema del presidente español es que el
margen que se le presupone para el primer año lo ha agotado en los primeros
meses, y las consecuencias de un fenómeno así pueden ser impredecibles. No
obstante todavía mantiene una ventaja importante y es que el Partido Socialista
mantiene una estrategia de comunicación que, por ahora, no llega a la opinión
pública. Permanece su líder, Rubalcaba, en un segundo plano demasiado marcado,
un dato que se traduce en una presencia casi nula en los medios de
comunicación. En este sentido, en el seno del principal partido de la
oposición, que todavía no se ha recuperado de las primarias ‘a cara de perro’ y
que ha tenido su repercusión negativa para el actual secretario general en
algunos feudos regionales, empiezan a surgir, por ahora sotto voce, opiniones
sobre la postura adoptada por Rubalcaba de basar su oposición en el silencio,
lo que tampoco augura una legislatura tranquila para el PSOE desde la
perspectiva interna.
El margen que le queda al PP es pequeño y
vendría dado por una recuperación ‘milagrosa’ de la economía, puesto que otras
estrategias que hasta ahora han funcionado a los populares en comunidades como
Madrid, no arraigarán entre la opinión pública. Además, la alusión a la
herencia de ZP poco a poco se desvanece y los ataques a sus políticas sólo se
pueden centrar en Andalucía, donde Arenas únicamente ha logrado una victoria
triste, y los ataques al aislado gobierno socialista andaluz puede ser,
incluso, contraproducente.
Las previsiones de que la reactivación de la
economía española podría producirse a mediados de 2014 para presentarse en la
contienda electoral del año siguiente con rédito suficiente de confianza ante
la ciudadanía parece irse al traste, según evalúan en Génova, de ahí que ahora
toque ‘improvisar’ sobre la marcha, es decir, jugárselo todo al 50%.
En definitiva, si la situación económica
sigue deteriorándose y el único paraguas es la adopción de medidas que sacuden
a una clase media ya muy desengañada y atacada, cabría no descartar una nueva
convocatoria electoral mucho antes de que acabe la legislatura, una decisión
que los populares tratarán de evitar a toda costa por el desgaste que están
sufriendo. Las elecciones gallegas serán el termómetro perfecto de la situación
global e interna del PP... y del PSOE.
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