sábado, 7 de abril de 2012

El Gobierno más español de la historia

- Papi. Quién ese señor que parece que está enfadado todo el rato.
- Es Nicolas Sarkozy. Es el presidente de Francia.
- ¿El presidente?.
- El que manda en su país. Como si fuera el que manda en su casa.
- Y por qué está así.
- Pues hija, porque quiere seguir siendo el que manda.
- No me gusta papá y habla raro.

Es curiosa la perspectiva de una niña pequeña. En ocasiones esa visión infantil es la que más se acerca a la realidad. Nicolas Sarkozy, desde su posición de máximo dirigente de una de las naciones más poderosas del planeta, ha mantenido una postura firme en la defensa de la Unión Europea pero siempre desde una perspectiva nacionalista francesa que, cuando deje el poder si se cumplen los pronósticos de las encuestas, permitirá ver cómo ha dejado su país, porque no es oro todo lo que reluce y si no tiempo al tiempo. En los últimos días ha centrado su discurso electoral en España, aquella nación que gobernaba Zapatero a quien él ponía de ejemplo respondiendo éste con constantes guiños (el más llamativo la imposición del Toisón de Oro, un reconocimiento que aún hoy muchos se preguntan por qué, en una dimensión similar al Nobel de la Paz de Obama). 

No es de extrañar su postura con respecto a nuestro país, al fin y al cabo se juega su continuidad en el Eliseo y que nadie levante las alfombras. Desde mi punto de vista es un ejemplo más de los motivos por los que hemos llegado a esta situación económica en el viejo continente cuya solución parece más que complicada. Basta echar un vistazo a los nombres que hoy rigen los gobiernos de la UE para hacerse una idea de qué futuro nos espera. Sarkozy entra en este saco. Un hombre marcado por su baja estatura que nunca ha sido un problema para la mayoría de la gente, pero que alguien que trata de disimularla hasta llegar a situaciones hilarantes demuestra la existencia de un gran complejo; su único propósito es perpetuarse en el poder y dar bandazos en relación con determinadas políticas, dependiendo del momento y del rédito político-electoral. 

Un personaje que es capaz con su acción de gobierno de provocar disturbios históricos en ciudades francesas, pasar a ocupar páginas en las revistas rosas, echar a los gitanos de su país utilizando formas que recordaron a épocas pretéritas y que todos, o casi todos, queremos olvidar y, más cercano en el tiempo, tratar de vender en el país vasco-francés una especie de acercamiento a ETA, o buscar su conversión en el adalid de la lucha antiislamista, para acabar, por ahora, con los ataques a España.

Sin duda el problema lo tiene él. Sin embargo, llama la atención la callada por respuesta ofrecida por el Gobierno español. Es legítimo; pero una vez más Rajoy no está a la altura de las circunstancias, como en su momento no lo estuvo Zapatero y también con tan insigne personaje político. El equipo de Rajoy, el más patriota de todos los patriotas, no solo ha sido capaz de mantenerse en silencio sino que ha apoyado lo afirmado por el 'amigo' Sarkozy, para volver a cargar contra la herencia del anterior Ejecutivo. No olvidemos que en aquella polémica de tercera división por unos guiñoles, el Gobierno más español de todos los tiempos fue capaz de pedir explicaciones y lanzar globos sonda a los vecinos franceses, apoyados por toda la artillería mediática patria, incluida la deportiva. 

Este es hoy nuestro país. Somos capaces de ofendernos porque se meten (no olvidemos que en un programa de humor) con algunos de nuestros deportistas más ilustres, y nos callamos o nos mostramos de acuerdo cuando atacan la línea de flotación patria.

No es de recibo, como no lo fue cuando Zapatero se puso de rodillas ante dirigentes de este calibre demostrando, por lo tanto, el suyo, que quienes se supone que llevan las riendas de un país decidan callarse y meter la cabeza bajo el ala. Y es todavía más criticable que no lo hagan porque esperan el visto bueno del eje franco-alemán para que, ante la incontinencia de la deuda soberana española, vuelva a intervenir el BCE y calmar de esta manera los revueltos (ya casi huracanados) vientos financieros. 

Y mientras tanto, el ministro De Guindos adelantando las próximas medidas del Gobierno en un medio de comunicación alemán. Es evidente que ni siquiera los de aquí, aquellos que utilizan sus primeras páginas para llamar al honor y a trabajar por España, le sirven al Ejecutivo de Mariano Rajoy. Lógico, su influencia es mínima en Europa y entre la ciudadanía empieza a decaer (lo comprobaron en Andalucía y Asturias). Al final, entre que nos marcan la agenda en París y nos dan el visto bueno a nuestras políticas en Alemania, solo falta que vendamos a los chinos la deuda en un todo a cien para lograr la cuadratura de círculo.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/06/economia/1333745516.html

PD: Falta la visita a EEUU, para la fotografía con Obama, ese presidente denostado por algunos medios de comunicación patrios que acaban de descubrir su valía tras la primera foto de amigo con Rajoy. Altura de miras política, sí señor. Lo demás son Alianzas de Civilizaciones de pacotilla.


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