domingo, 1 de abril de 2012

¿Aguirre podrá seguir marcando la pauta?


Arrogarse una bandera, defender la unidad de un país (de puertas para fuera), mostrarse como salvadores de la patria y todo ello bajo el nombre de España y el autotítulo de ser los únicos poseedores de la nacionalidad española, es lo que ha venido utilizando el Partido Popular desde hace tiempo, sobre todo desde la segunda legislatura de José María Aznar (en la primera dejaron de lado ese patriotismo por sus pactos con los nacionalistas). Y lo han llevado hasta las últimas consecuencias, en sentido proporcional a como el PSOE ha ido dejando de lado esos mismos elementos hasta que trató de recuperarlos en los últimos años de José Luis Rodríguez Zapatero (Gobierno de España, utilización del término de forma constante en sus alocuciones, las de sus ministros y por parte de los órganos de dirección del partido). Pero, ¿a quién le ha salido bien la jugada?. Indudablemente al PP, y en ello ha tenido a una maestra por encima de todos: Esperanza Aguirre.

La Comunidad de Madrid fue una de las regiones de España que más se benefició del boom inmobiliario, lo que unido a la fuerza productiva de la región, siempre ha sido la “locomotora económica” (expresión utilizada hasta la saciedad por la propia Aguirre) hasta que la crisis ha hecho acto de presencia. Una de las primeras consecuencias de esto fue que también esta región se convirtió en el lugar elegido por los inmigrantes por las posibilidades de trabajo que ofrecía, de manera que la burbuja siguió creciendo. En un momento determinado, a los jóvenes madrileños (entre 16 y 27 años), les salía más rentable dejar los estudios porque en el mercado laboral encontraban trabajos relacionados con la construcción que, requiriendo poca cualificación, tenían una contraprestación económica que, aún hoy en día, ni imaginan los licenciados, doctores, etc. En aquel momento, el fracaso escolar se convirtió en un grave problema (con tasas en zonas como el Corredor del Henares superiores al 25%) pero nada visible porque había trabajo. Además, de forma paralela, empezó cierta ola de xenofobia camuflada por parte de algunos sectores políticos que iniciaron su ‘cruzada’ contra la población extranjera (esto concluyó en las últimas elecciones donde partidos de ultraderecha, por vez primera, consiguieron representación en ayuntamientos importantes, quizá el más significativo haya sido Alcalá de Henares).

Esta corriente, la del españolismo, no comienza con la crisis, lo hace unos años antes, con esos jóvenes que deciden que su formación es menos importante que su capacidad económica. Los sectores del PP de Madrid más radicales lo utilizan desde una perspectiva ideológica, en tanto que otros dentro del partido, ven un buen vivero de votos para perpetuar en el poder a quien llegó a través de unos de los episodios más sombríos y ruborizantes de la democracia y de la historia de este país, el famoso y no investigado (ni siquiera por el PSOE, a saber por qué) ‘tamayazo’, Esperanza Aguirre, siendo precisamente ella la que siempre sale beneficiada, incluso en su lucha contra el hoy ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón (aunque éste también dejó preparada, muy bien organizada su venganza en la persona de Ana Botella).

 Aguirre y Cospedal antes de las elecciones 
de mayo de 2011, comprando en un 
mercadillo en un municipio de Madrid

La líder de los populares madrileños es un referente en la comunicación política, en el uso de los medios a su antojo (aunque en ocasiones con acciones poco edificantes y de esto pueden dar fe muchos periodistas y editores), con una presión asfixiante aderezada con declaraciones que, cada cierto tiempo, buscan su hueco en los medios nacionales, a veces con sólo unos calcetines tras los sucesos en la India; sabe cómo llegar a su nicho de votantes con acciones en ocasiones muy simples, sencillas, pero siempre efectivas. En tiempos de bonanza esto funciona siempre; en tiempos de crisis, es verdad que la demagogia y el populismo suma y ha elevado al poder a personajes oscuros en todo el planeta, pero cuando se ha utilizado tanto y por todos los partidos, seguramente ahora los ciudadanos reclamen claridad y verdad (basta recordar las primeras intervenciones del nuevo Gobierno: no al engaño, diremos la verdad, las cosas claras, etc.).


Enlace a la noticia sobre lo dicho por exdirector de ABC en un entrevista concedida al Colegio de Periodistas de Cataluña: http://politica.elpais.com/diario/2008/10/28/madrid/1225196658_850215.html

Tal vez la clave ahora son esos jóvenes, ya no tan jóvenes, que en su momento dejaron los estudios y se convirtieron a finales de 2008 en los primeros en pasar a formar parte de las listas del paro. Es un núcleo de población importante que, en no mucho tiempo, se dará cuenta de que el cuento de rosas que unos y otros políticos les contaron no casa con una realidad marcada por las carencias económicas y, en la actualidad, sobre todo en el caso de Madrid, la población inmigrante ya no está para “sacarles los puestos de trabajo” porque muchos han decidido regresar a sus países (y más lo harán a lo largo de este 2012).



Todavía quedan años para las próximas elecciones pero la clase política ha visto como esa parte de la ciudadanía, la de los parados, descontentos y aquellos temerosos a perder su empleo, aumenta de manera sobresaliente. Aunque sea con años por delante, las maquinarias de los principales partidos se dirigen a ellos con la vista puesta en próximas contiendas electorales. ¿Será Esperanza Aguirre capaz de atraer de nuevo a los madrileños descontentos con las políticas de empleo ahora que ya no se puede utilizar el argumento del mal hacer del Gobierno central de Zapatero?. Quizá la pregunta sea la contraria: ¿Duda alguien de que Aguirre continúe arremetiendo contra el Ejecutivo de Mariano Rajoy para tratar de asegurar sus objetivos locales, capitalinos o nacionales?.

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