sábado, 5 de mayo de 2012

El tupper de La Razón y de muchos otros

TT en España en poco tiempo y una portada, la de La Razón de hoy, que ha batido seguro su propio récord de visitas. Una gran estrategia empresarial, puesto que ha logrado el objetivo que cualquier experto en redes sociales se habría impuesto en el momento de idearla. Si esto fuera así, ¡chapeau!. La cuestión es que este periódico de un gran grupo de comunicación no logrará aumentar sus ventas desde un punto de vista de planing empresarial, sino que la apuesta es por una línea editorial que raya la vergüenza ajena porque supera muchos de los límites que la profesión periodística marca a quienes tratamos de dedicarnos a ella, pasando incluso por encima del amarillismo más rancio. 


Si el director de La Razón trataba de cumplir aquello de que "hablen de nosotros, aunque sea mal", lo ha logrado con creces. Sin embargo, sus explicaciones y argumentos a través de las redes sociales ponen en entredicho su credibilidad puesto que trata de justificar una primera página de un diario (él se jacta en decir que es el cuarto del país) que roza lo inverosímil.

El periodismo se halla en la situación actual, sin duda alguna, por hechos como éste. Allá cada cual con sus conclusiones, pero escribir para los acólitos conlleva que el editor de turno se canse de ver una cuenta de resultados negativa permanentemente. Además, con un país que se acerca a una cifra de parados que sí supone un récord histórico, la referencia al tupper es poco menos que una tomadura de pelo. La intención es sumarse a la cola de medios de comunicación palmeros de un gobierno que, a los cinco meses escasos de su acceso al poder, precisa de este tipo de gestos debido a sus bajos niveles de popularidad ante la opinión pública. El próximo fin de semana es propicio para una encuesta que cierre el círculo y ponga de manifiesto que los españoles "comprenden" las políticas del equipo de Rajoy. 

Si la cuestión de todos estos medios, cualquiera que sea el soporte que utilicen, es hacerse acreedores de la escasa publicidad institucional, de nuevo fracasan en su estrategia porque son tantos los que se han sumado al carro del aplauso al Ejecutivo de Rajoy que dejarán el tupper del presidente en una mera anécdota (que en realidad ya lo es como ridículo espantoso). Existen en nuestro país tantos palmeros que, al final, ante el reparto de la tarta del dinero propagandístico, acabarán a palos unos con otros. Ejemplos de esto los tenemos de la última etapa socialista.

También en esto, España is different. Qué le vamos a hacer. Por cierto, estoy seguro de que a Rajoy tampoco le ha hecho gracia lo de "su" tupper.

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