lunes, 21 de mayo de 2012

El mito económico se derrumba

A lo largo de los años de la joven democracia española y, en especial, tras el paso por el Gobierno de José María Aznar, en los grandes y pequeños partidos se ha producido una constante cada vez que se aproxima una cita electoral. En los sondeos internos se dan una serie de premisas que se cumplen casi a pies juntillas y que tienen que ver con las materias que más preocupan a la ciudadanía. En tiempos de crisis, por regla general, tanto en las encuestas previas a cualquier comicio, como en las que elaboran PP y PSOE para hacer sus estudios de campo, la economía siempre ha aparecido de color azul. Los populares son quienes gozan de la confianza de los españoles para sacar al país de situaciones de crisis, según se desprende de esos sondeos.

A tenor de lo visto en estos cuatro meses y pico de Gobierno de Mariano Rajoy, el trabajo de campo que realizan los equipos de las principales formaciones seguramente sufra algunas modificaciones en el planteamiento de las cuestiones. Se da la circunstancia de que en este período de tiempo, el PP no ha sabido llegar a los ciudadanos con sus recetas, anunciadas como salvadoras en los meses previos a las elecciones del 20N.

¿Qué ha fallado? Fundamentalmente la ausencia de rigor en el mensaje. Hemos pasado del engaño, a la confianza; de la desastrosa herencia socialista a los signos incipientes de recuperación. Ahora mismo nos encontramos en la fase de la verdad y la transparecia. Sin embargo, los últimos episodios vividos con Bankia y el aumento del déficit en algunas comunidades, curiosamente en manos del PP desde hace décadas, han echado por tierra la sensación generalizada de que cualquier atisbo de recuperación económica ha de pasar por las manos populares, dejando para los socialistas otros asuntos que se sitúan, para la mayor parte de los votantes, en una escala de valores secundaria.

Rajoy ha impuesto en estos escasos cuatro meses una serie de reformas que se han traducido en recortes milmillonarios en campos relacionados con lo social. No obstante, los cambios que se vislumbran en la política económica que marcan los actores internacionales, pueden conducir a un giro de tuerca lo suficientemente fuerte como para poner en tela de juicio unas recetas económicas, las del Gobierno actual, que han dado la certera impresión de ser improvisadas y no fruto de un trabajo elaborado y concienzudo.

Cada día nos levantamos con noticias nada halagüeñas que vierten más incertidumbre sobre el futuro económico del país. La última hoy mismo, al saberse, o mejor dicho, al hacerse público porque muchos expertos lo anunciaron tras la salida de Rato, que Bankia necesitará mucho más de lo señalado inicialmente. 

El mito económico de que el PP es el único que puede revertir una situación de crisis (Partido Popular español y europeo) se tambalea a la vista de los acontecimientos. Las recetas que anunció Rajoy en su discurso de investidura no funcionan y a tenor de lo que acontece parece que requerirán algo más que un lenguaje fabricado en los gabinetes de comunicación de Génova. No es cuestión de confianza, verdad, cambio o transparencia, sino de prima de riesgo, deuda soberana, solvencia del sistema bancario español y recortes sociales.

Al actual inquilino de La Moncloa le queda mucho camino por recorrer; la solución le puede llegar, precisamente, a través de los cambios auspiciados por los socialdemócratas, en primer lugar, franceses. El mito económico se derrumba y, a lo mejor, en este país la ciudadanía sí empieza a castigar a los partidos y a los políticos que no cumplen lo que prometen o, simplemente, no están capacitados para gobernar, se enmarquen en la ideología que sea.

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