miércoles, 7 de agosto de 2013

Gibraltar español, faltaría más

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Agosto en cualquier nación seria que se precie es un mes cerrado. Aquí en esto cumplimos como el que más. La Justicia se paraliza (o casi), los medios de comunicación emiten refritos o publican entrevistas 'frescas', incendios por todos los lados, los días más calurosos del año (de la década y del siglo, otra vez), el fútbol es de mentira y algún campeonato de deportes 'menores' ocupan buena parte del interés de los españoles. Es decir, más de lo mismo.

Sin embargo, sin duda aprovechando esa circunstancia del período de asueto reaparece la 'pérfida Albión' y su pedrusco anglosajón con acento andaluz. Creen estos ingleses que por estar de vacaciones, este país (al que ellos acuden en masa de abril a octubre) está parado, quieto, adormecido. Ni mucho menos. Tenemos a quien nos defiende desde la Moncloa para que no permanezcamos en ese túnel oscuro de la indiferencia internacional, que solo flanqueamos últimamente por noticias relacionadas con las finanzas, la crisis y la corrupción. 

Existe la obligación moral de defender lo nuestro porque... sí; en la afirmación sin ambages se esconde nuestra propia esencia, tal y como ha dado a entender nuestro ministro de Exteriores. El Peñón ha sido español y, en nuestro corazón, todavía lo es, como Ceuta o las Islas Cíes. Aunque del norte, del noroeste para ser más exactos, siento que en mi interior hay una parte pegada a ese punto geográfico tan al sur, a unos 1.300 kilómetros, más o menos. No podemos tolerar más tomaduras de pelo. 

Estoy seguro de que las intenciones de ese paraíso fiscal pasan por ganar más terreno, a través del mar, a España. La actitud de las autoridades gibraltareñas, más andaluzas que un pescador de Cádiz, es deleznable. Ahora mismo no quieren volver a ser españoles pero las cosas cambiarán y entonces seremos nosotros los que pongamos las condiciones. 

Las afrentas se contestan con contundencia. Hoy mismo el presidente del Gobierno, tomándose un albariño en Ribadumia, Pontevedra, a mil y pico kilómetros del lugar de autos, ha calificado de "inaceptable" el lanzamiento de bloques de hormigón al mar y así se lo ha comunicado al primer ministro británico. Esa es la actitud, utilizando las expresiones correctas y adecuadas, por muy gruesas que estas puedan llegar a ser o parecer. 

Según han explicado las autoridades gibraltareñas, el lanzamiento de bloques persigue "crear arrecifes artificiales" con los que rehabilitar de peces la zona. Argumento poco creíble, aunque algún grupo ecologista asegure que este tipo de acciones también se ponen en práctica en el litoral patrio. Es evidente que aquí lo hacemos con otro estilo e intenciones

En ocasiones anteriores, otros ejecutivos nacionales, otros presidentes, dejaron de lado Gibraltar. Esta vez no es así. No existen motivos más importantes que el de defender nuestra soberanía cueste lo que cueste. ¿No enviamos a los cuerpos de élite para recuperar Perejil ante la invasión de miles de soldados marroquíes? Pues El Peñón es mucho más grande que Perejil, así que la respuesta debe ser proporcional.

Decir que lo ocurrido en las últimas décadas en 'la Roca' es la cortina de humo recurrente para que la vista no se fije en otras cuestiones ¿más importantes? es sinónimo de un desconocimiento enorme sobre la historia de este país. Me atrevería a señalar que algo similar sucede con aquellos que se amparan en el cambio climático para defender determinadas políticas claramente obstrucionistas e intervencionistas del Estado. Ni un solo estudio demuestra los efectos de ese fenómeno inventado, tal y como aseguró en su momento el primo de un político importante a nivel mundial.

Además, quién es capaz de asegurar que las preferentes, los papeles de Bárcenas, los Eres de Andalucía, la crisis de Bankia, los recortes en Sanidad e, incluso, los problemas para el fichaje de Bale por el Real Madrid no son en realidad temas para desviar la atención sobre lo que de verdad ocupa y preocupa a los españoles, es decir, la recuperación de Gibraltar. Yo me inclino por esto. La realidad es así y los medios de comunicación nos 'venden' lo contrario, salvo honrosas excepciones.

En definitiva, debemos establecer nuestras prioridades como gran nación y entre estas, quizá la más perentoria sea la de reivindicar lo que nos pertenece. Gibraltar español ¡faltaría más!

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