jueves, 15 de agosto de 2013

De cachorrillos del PP a 'dóbermans'

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Las comparecencias de Cascos, Arenas y Cospedal (todavía hoy no entiendo por qué le colocan la preposición 'de') han dado poco juego a los sesudos analistas políticos ¿Alguien esperaba un "tiene razón el... el... innombrable y tenemos una contabilidad 'B' en el partido y cobramos sobresueldos caracterizados por esa misma letra"? ¿En serio? Los ciudadanos tal vez aguardaban un titular de las crónicas al estilo telefilm de sábado en Antena 3: El juez descubre el engaño. Pero tras las primeras testificales, al final, nada de nada. El sector de tertulianos, sin embargo, sí ha sido capaz de extraer del vacío toda una retahíla de conclusiones que ya le gustaría para sus novelas psico-fantásticas al mismísimo Stephen King

Más allá de los análisis concienzudos y, me atrevería a decir que en varios supuestos, concienciados, la imagen de estos dos días de trabajo en el mes de cierre en la Audiencia Nacional lo protagonizaron los cachorrillos del PP. Nadie puede negar el derecho a apoyar a su líder, en este caso Cospedal, porque Cascos (el odiado renegado) y Arenas (el amigo de todos y campeón de nada) solo hallaron a las puertas del edificio de la calle Prim de Madrid abucheos por parte de preferentistas. Buena parte de ellos cuenta con edad suficiente para, en estos días de verano infernal de Madrid, disfrutar de algún viaje del Imserso con el que poder escapar de la canícula típicamente castiza... ¡Ah, no, que su dinero se lo han robado y ahora no pueden!

El escenario en cuestión, las puertas de la AN, se convirtió en una especie de estadio de fútbol, con enfrentamientos dialécticos entre el 'fondo norte' y el 'fondo sur'. Otra representación en pleno centro capitalino de esa diferencia a favor que los estudios demoscópicos otorgan al norte (cachorrillos del PP) frente al sur (ancianos esquilmados por el sistema). Y en el fragor de esa particular guerra de insultos y palabrería surgió la fotografía. 

Los 'animadores' de su secretaria general se ríen de un hombre mayor, anciano, abuelo, al que han robado sus ahorros. Como a otros miles de ellos, españoles para más señas. Es como aquellos momentos en que siendo joven te encontrabas solo ante la pandilla rival mejor organizada porque siempre iban de 6 en 6. Se mofaban de tus pantalones, de tu pelo, de cualquier cosa. Tú preferías liarte a mamporros ante que recibir esa humillación pública del escarnio, la risilla nada disimulada... pero al final, casi siempre, aguantabas porque la diferencia de efectivos era sobresaliente. Ayer, los cachorros populares se graduaron como verdaderos 'dóbermans' a los que les importa muy poco el dolor ajeno. Con su actitud reprodujeron situaciones que en este país se vieron hace algunas décadas (ellos no habían nacido pero demuestran que lo de cultivarse intelectualmente lo tienen aún pendiente) y en la Alemania nazi

Si me viera envuelto en algo como lo de este martes a las puertas de la Audiencia Nacional y fuera yo el que saliera fotografiado riéndome de un mayor, mi abuela (coetánea si viviera de muchos de esos preferentistas) me daría una colleja. No necesitaría más explicación porque los gestos de nuestros mayores, en forma de colleja o de mirada (triste o alegre) son más efectivos que la mejor idea de cualquier gurú de la creatividad publicitaria. 

Menos mal que estos dóbermans, que cuando salieron de Génova en profesión eran simples cachorrillos, a su regreso recibieron la correspondiente reprimenda de los que mandan en el partido, empezando por María Dolores Cospedal, quien además, con seguridad, les ha quitado ya el carné de afiliados ¿Todavía no? No me quiero imaginar la próxima comida familiar a la que asistan... salvo que 'no tengan abuela', como dicen el refrán. 

La fotografía en cuestión ha logrado una repercusión en Twitter tremenda. Lo digo porque es otra de esas pautas que poco a poco perfilan la actual #MarcaEspaña de la que tanto habla Margallo, a quien tampoco le habrá gustado la imagen, supongo. 

Con este asunto me viene a la cabeza la alusión a la "mala educación", al "filofascismo", que algunos tertulianos profesionales utilizaron para referirse a la retirada del saludo por parte de algunos estudiantes al ministro Wert ¡Qué tiempos aquellos (hace un par de meses)!

Los que este martes empezaron como cachorrillos se graduaron como perros de presa. El problema y peligro de este tipo de comportamientos es que elevan la tensión. Hasta ahora los españoles han dado muestras de madurez, de sosiego, de actitud democrática pero mofarse de las desgracias ajenas... Un día pasará algo grave y entonces nos preguntaremos quién encendió la mecha. Ayer, sin duda, los dóbermans del PP tuvieron una actitud provocadora e incendiaria.

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