miércoles, 13 de marzo de 2013

A la mierda el periodismo

Seguramente este post me va a costar más de un disgusto desde un punto de vista personal pero, con sinceridad, me veo en la necesidad de escribirlo. Este mediodía, justo antes de tener que ir a buscar a nuestra hija al colegio, mi mujer vivió uno de esos momentos que ella zanja con un "serán las hormonas", pero que todos tenemos haya o no hormonas y produzcan o no los mismos efectos en ambos sexos. 

Ella es periodista, como yo, pero desde que la televisión en la que estaba (hacía funciones de presentadora, jefa de redacción, producción, etc) decidió echarla junto a la mayoría de compañeros a la calle, paso previo al cierre, no ha encontrado otro puesto de trabajo en este sector (en cualquiera de sus soportes). He de decir que es licenciada, con estudios de postgraduado en medios audiovisuales, sabe idiomas, toca el piano y, lo que debería ser más importante en estos tiempos, tiene experiencia en radio, televisión y prensa (papel y digital). 

Hoy ha reventado porque como ella dice no encuentra el camino de regreso a una profesión para la que se ha formado y a la que ha dedicado buena parte de su vida. En todo este tiempo, lo más que ha encontrado es un trabajo en turismo (viernes, sábados, domingos y festivos por ¡300 euros al mes!).

Hoy ha estallado y no le falta razón. No entiende cómo es posible que con su formación, su experiencia, sus ganas, en cinco años no le ha salido ni una entrevista relacionada con su profesión. Yo le digo que en su, nuestra, situación están decenas de miles de periodistas en este país, pero también pienso que hay otros muchos que mantienen su puesto de trabajo por razones distintas al merito. Hay conversaciones que se mantienen entre periodistas que se quedan en esa especie de círculo de confianza, y no salen de ahí. En esas charlas entre colegas hay temas recurrentes: el estado de la profesión, lo mal pagada que está y... los apellidos repetidos, así como los méritos desconocidos que han permitido a alguno/a alcanzar metas cerradas para la gran mayoría. Pero esas palabras no traspasan ese corrillo porque, al igual que los futbolistas, lo que pasa en el terreno de juego, ahí se queda.

Aunque la edad sea un inconveniente para ellos, a pesar de que mis manos en lugar de tocar teclas de ordenador agarren las bandejas llenas de refrescos de un bar, más allá de que no conozca a nadie de renombre, no ya para que te 'coloque' sino para que te dé una oportunidad... soy de los que piensa que el periodismo lo llevaré siempre dentro. Soy el protagonista de mi propia película en la que me imagino que cualquiera de las mierdas de post que escribo en mis blogs algún día me abrirán las puertas de... del infierno; sé que son sólo deseos, sueños, pero me sirven para no pensar las 24 horas del día en el fracaso de mi intento por dedicarme a esto. 

Pero hoy ella ha escenificado ese sentimiento que a muchos nos pasa por la cabeza cada lunes, martes, miércoles... y no es que mi mujer no lo haya pensado antes ¡qué va!. Ella es capaz de disimular para que nuestra hija, la pequeña Paula, ni se inmute. En esto, como en casi todo, siempre me da lecciones porque a mí, Paula, cada dos por tres me pregunta por qué estoy enfandado. Y este miércoles, así, a mitad de semana, ella ya no ha aguantado más. 

Podría escribir aquí las mil virtudes de mi mujer, amiga y compañera. Decir que es la periodista más profesional que he conocido en mi vida. Que le encantaba su trabajo en una redacción, delante y detrás de las cámaras. Que tiene unas ansias enormes por regresar a su mundo profesional, para el que se ha formado y en el que ha adquirido enorme experiencia. Incluso podría creer que alguno de esos gurús del periodismo que pululan en este sector puede llegar a leer esta mierda de blog y sentir la necesidad de hacerle una entrevista... Pero entonces, le miro de nuevo a los ojos y pienso. ¡Coño, las ilusiones que yo tengo son bonitas, pero la realidad que ella pone sobre la mesa es la que es y en ella el periodismo, la televisión, la radio... no tienen cabida! Al final, seguiremos con bitácoras de este tipo sabiendo de antemano que el periodismo, tal y como lo habíamos conocido, se ha ido a la mierda. La duda es si el nuevo, ese que ahora surge de internet, bebe de su predecesor.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario