domingo, 10 de marzo de 2013

Austeridad diferida a ritmo de jamón del 'caro'

En época de vacas gordas, quién no se ha dado un homenaje y ha ido a comer una buena paella (tan española ella), un chuletón de... dónde sea (lo importante es que ponga chuletón y tenga un grosor considerable, aunque se haya conseguido con clembuterol) o una mariscada en pleno Madrid que califican de gallega y entre el género (nada con acento cantarín) encuentres unas patas enormes de no sé qué especie cuya única conexión con las rías es que son primos lejanos, aquellos que emigraron a ultramar, de las centollas. ¡Dios, qué placeres culinarios! Incluso, después de pagar, te atreves a reclamar y hacerte el potentado. 35 euros por cabeza. Lo juro, en mis mejores tiempos económicos es lo más que he pagado por un homenaje de estas características, y como mucho en tres ocasiones. Pero llegó la crisis y todo se fue al garete, incluidos, claro está, esos banquetes homenaje a uno mismo.
Portada Interviu septiembre 2012
Hoy aparece en algún medio de comunicación el dinero que se ha presupuestado para el cátering de los viajes en avión de los VIP de este país, es decir, tú, yo, mi primo... nada de eso. Los Very Important Person son el Rey y su familia (y supongo que también amigos y amigas), el presidente del Gobierno (intuyo que incluyendo a sus seres queridos) y los ministros (aquí desconozco si se refieren del mismo modo a conocidos que han sido tesoreros o a los que han pagado el confeti de las fiestas). 

En total, para todos ellos cuando viajen, se ha presupuestado una partida de 321.250 euros, entre los que no se incluyen las bebidas (alcohólicas, se entiende). Grosso modo, haciendo un cálculo simple esta cantidad supone al día un montante de 880,13 euros, y esto teniendo en cuenta que no vuelan todos los días, ni mucho menos. Asimismo, hay que suponer que no comen todos los días en el Falcon, por ejemplo, cuando van a Pontevedra a pasar unas jornadas de asueto o a Castellón a probar the Fabra´s Airport. 

Desglosando algunos de los productos que incluye este presupuesto sacado a concurso público llama la atención los 250 euros el kilo de jamón ibérico DO o los 100 euros el de jamón ibérico de cebo y qué decir de los 120 euros el kilo de lomo ibérico (aquí todo ibérico que somos muy españoles). Estos son los entrantes. Por lo que se refiere al plato principal podemos elegir entre cochinillo (de Segovia) a 20 euros la unidad, el medallón de cordero lechal a 20 euros, lubina a la bilbaína a 19, mousse de pato con lomo ibérico a 15 euros. Destaca entre tanto producto hispano la inclusión de una ensalada de pasta con roast beef a 14 euros (supongo que para invitados internacionales, estilo Adelson) y ¡25 euros la bandeja de sándwiches! En vuelos mañaneros, en el desayuno, se incorpora un zumo de naranja natural a ¡8 euros el litro!

Con la crisis que acecha a las familias de este país, con los 6 millones de parados, con un desempleo juvenil que ya le gustaría a Uganda, con los casos de corrupción que dejan en paños menores todo lo que no sabemos de China, presupuestan para los viajes en avión de los VIP esta cantidad de dinero. Yo, muy hecho ya a la economía familiar de subsistencia, propongo una serie de medidas para que este tipo de concursos públicos no den la impresión de que son una tomadura de pelo a los ciudadanos que, al fin y al cabo, actuamos como con ese conocido al que invitas a tu casa a comer y además te roba los servilleteros ¡Y se lleva el jamón de oferta del Ahorra Más que ha sobrado!

Entre las medidas, muy sencillas, apuesto por ir a hacer la compra al Alcampo o Carrefour, donde tienen unas ofertas muy buenas en materia de carnes. Al Hiper Usera se puede ir a adquirir el embutido, es decir, el jamón y todo lo demás que lleva adjunto el calificativo de ibérico. El ahorro sería más que considerable. Lo del zumo de naranja, que me ha dado en lo más hondo, desde luego apuesto por el Mercadona que ayer mismo tenía la naranja a granel a 59 céntimos el kilo... Y así podríamos continuar con todos los productos hasta preparar una cesta de la compra más barata y a la que no ha tenido más remedio que adaptarse el país, bueno casi todo, porque a los VIP parece que les cuesta.

Es una gota más en el rebosado vaso de la paciencia ciudadana. Esto sí es vivir por encima de nuestras posibilidades. Qué pronto olvidamos pero en España todavía hay mucha gente que padeció  la guerra y la posguerra (¡qué lejos parece que nos queda a los de mi generación!, panda de ignorantes). Ellos sí que siguen teniendo en su cabeza que encontrar pan blanco era una utopía y había que conformarse (y era casi un privilegio) con el pan (o lo que fuera) negro, o las hilas de los sacos en las legumbres, o el reparto de la comida hasta convertir a las que ahora son nuestras abuelas en auténticas doctoras en matemáticas, porque por muy escasa que fuera tenía que llegar a todos los integrantes de la familia. 

Hay algo que, aunque pase el tiempo, no cambia. Entonces había una clase VIP y ahora hay otra, aunque en muchos casos los apellidos sigan coincidiendo, aunque esa es otra historia. 

Todo esto se podría explicar utilizando la teoría de la austeridad diferida, entendiendo ésta como un tipo de ahorro en el que estamos todos involucrados salvo los que consideran que las medidas gubernamentales están bien adoptadas, empiezan a dar sus frutos (para algunos), cobran sobresueldos y defienden que los recortes ejecutados no responden a criterios ideológicos. Es decir una austeridad VIP similar al finiquito VIP diferido que corresponde a algunos personajes de la jet set política y que vienen estableciendo los criterios que fijan hoy la denostada Marca España.
 
Por cierto, para rematar este despropósito estaría bien que el concurso público lo ganase Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE y presidente de la patronal madrileña, y su grupo. 

En España todo puede pasar.

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