Los sindicatos mayoritarios no están a la altura
de las circunstancias. La afirmación es contundente pero real como la vida
misma. La manida regeneración debe llegar a todos los estratos de la sociedad,
incluidas las organizaciones sindicales que luchan por la protección de los
derechos de los trabajadores.
Comisión ejecutiva UGT-Galicia. Foto: UGT-Galicia |
No se puede negar el enorme trabajo y esfuerzo
que, durante décadas, los sindicatos han realizado para que la clase obrera de
este país alcanzara los estándares que rigen cualquier relación laboral en
países de nuestro entorno. Esto nadie lo puede poner en duda. Pero esta crisis
económica sin cuartel también les afecta, bien como organización, bien en sus
fundaciones.
En los últimos meses, muchos de ellos se han
convertido en protagonistas de las noticias por acción u omisión relacionada
con la reforma laboral aprobada por el Gobierno que preside Mariano Rajoy. Esa
conexión maliciosa tiene que ver con los recortes de personal que las distintas
organizaciones sindicales se han visto obligadas a realizar. Y ahí es donde
también fallan e, incluso, me atrevería a decir que se sitúan en posiciones
próximas a las empresas que han criticado y critican por las condiciones que
imponen a sus trabajadores bajo el paraguas de la crisis.
En esta legislatura se habla, y mucho, de la
transparencia. Desde los partidos políticos, hasta la Casa Real, pasando, claro
está, por los propios sindicatos. Los ciudadanos observamos esas intenciones
con escepticismo puesto que si en tiempos de 'vacas gordas' nadie estaba
dispuesto a someterse a ella ¿cómo lo va hacer ahora?
www.pontevedraviva.com publicaba estos días un documento escrito por Antonio Juste, responsable comarcal de UGT Vigo, en el
que criticaba -grosso modo- las medidas de austeridad y recortes impuestos por
la dirección de la organización, poniendo el acento en que esas decisiones se
adoptaban al amparo de la coyuntura económica pero sin tocar los altos salarios
de miembros de la ejecutiva regional del sindicato. O lo que es lo mismo: los
trabajadores del sindicato y sus afiliados son los que realmente 'pagan' esas medidas excepcionales a través del cierre de las uniones comarcales de áreas
tan importantes como Pontevedra.
La respuesta de UGT no ha sido, ni mucho menos,
la de reconocer lo plasmado en la misiva y rectificar, sino 'matar' al
mensajero suspendiéndole de militancia.
No conozco a Antonio Juste pero sí el
funcionamiento interno de los sindicatos. Dicho modus operandi poco o nada
tiene que envidiar al famoso 'aparato' de los partidos políticos. No es de
recibo que las opiniones internas que luego se hacen públicas sirvan como
argumento para represalias personales. Tanto UGT, como CCOO (además del resto
de organizaciones sindicales) deberían estar a la altura de las circunstancias
en un momento como éste, aunque mucho me temo que no lo han conseguido. El caso
de Antonio Juste puede ser el ejemplo perfecto que explique por qué las
organizaciones sindicales parecen estar tan alejadas de la ciudadanía. Gestos
como el de suspender de militancia por tener una opinión diferente a la de la
cúpula no es, desde luego, lo mejor para que recuperen su presencia y credibilidad, y si no
que se lo pregunten a PSOE y PSC.
Muchas veces el refranero es sabio y aquí le
viene como anillo al dedo aquello de "en casa del herrero, cuchillo de
palo".
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