martes, 26 de junio de 2012

Medicina natural para el PSOE de parte de Mato

La gran ministra de Sanidad que Dios nos ha dado, o la Virgen del Rocío según se vea, dejó ayer otra de esas perlas que la convierten por derecho propio en 'ilustre responsable política' de la historia de este país. Nada nuevo porque lleva años jugando en la champions league de la cosa pública española, aunque todavía nos preguntemos cuáles son sus méritos. 

Lo último ha sido abogar por la medicina natural, que no digo yo que sea algo malo (para eso están los expertos, que de esto también los hay), sino que hacerlo para tratar de conseguir enjugar el déficit farmacéutico es un tanto exótico; sería como si alguien viene y asegura que creará 250.000 puestos de trabajo con un complejo de juego ¡Cómo le vamos a creer, que este país es serio, por favor!

Mi conclusión es que, en realidad, por aquello de que tanto PP, como PSOE, ganan más o pierden menos con el bipartidismo, Ana Mato le ha echado una mano a sus enemigos-amigos de la bancada de enfrente. Lo cierto es que la ministra, al tiempo que realizaba esa afirmación, estaba comentando entre líneas a los socialistas: "probad la medicina natural, que si es de calidad, seguro que os echáis unas risas entre vosotros y pelillos a la mar. Nosotros ya lo hemos hecho, y ¡mirad qué caras de satisfacción!. La única que no se ha rendido a estos 'tratamientos alternativos' ha sido Cospedal, por eso tiene ese carácter".


Desconozco si sus enemigos-amigos harán caso a la recomendación. Lo que es evidente es que a los españoles ya no consigue ponernos una sonrisa en la boca esos brotes verdes de medicina natural cuyas facultades contra el dolor ajeno se encarga de vender, nada más y nada menos, que la responsable de Sanidad. 

¿Cuándo se darán cuenta estos políticos de que al ciudadano de a pie un Jaguar en el garaje (para venderlo claro está) sí le provocaría una risa floja?

Nosotros a lo nuestro, que es ni más ni menos que aguantar y callar. Ellos, en su espacio sideral, que en el caso de Ana Mato son los mundos de Yuppi, mientras que el del PSOE alcanza ya la cuarta dimensión.

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