jueves, 21 de junio de 2012

Caso práctico de economía de andar por casa

- ¿Te gusta tu nuevo 'cole', Paula?
- Sí, papi, hay muchos niños y muchas cosas
- ¿Tú quieres venir aqui a seguir aprendiendo cosas?
- Claro. A pintar, a jugar, a cantar canciones
- Bueno, pues el próximo curso estarás aquí.
- ¿Y también Patri (su profesora actual)?
- No, hija. Aquí tendrás otra profesora

Ayer tuve la oportunidad de conocer el próximo colegio de Paula gracias a esas iniciativas que sirven para, a través de una especie de visita guiada, extraer conclusiones de cómo será su formación, en este caso en primero de Educación Infantil. Es un centro público situado en un pueblo de alrededor de 9.000 habitantes de la provincia de Guadalajara. El curso 2012-2013 es el de la crisis, el del impacto de las medidas de austeridad (yo prefiero denominarlas de pobreza) y de los recortes impuestos desde los Gobiernos regional y central, del mismo color político en este caso. 

Al finalizar la visita, y tras charlar con algunas profesoras, lo que primero que he deducido es que la cosa pinta mal, muy mal. El Ejecutivo de Castilla-La Mancha, cuyas riendas lleva con mano de hierro la también secretaria general del PP, María Dolores Cospedal, ha optado por la reducción de todo lo que tiene que ver con la educación pública, como si de la misma peste se tratara. No habrá ningún tipo de ayuda: de comedor, autobuses, profesores de apoyo, libros... todo eliminado porque lo dice... la austeridad y la necesidad de sanear las cuentas patrias.

Los ayuntamientos, como en este caso el de Cabanillas del Campo, donde su ubica el colegio, siguen a pies juntillas los mandatos divinos de esta economía que marcan desde Alemania o el FMI, muy próximos, por cierto, al sentir de un pueblo como este de Guadalajara. 

Si en Grecia, decisiones de este tipo hubiesen conducido a resultados positivos, entonces aseguraría con rotundidad que estamos o mejor dicho, que nos llevan por el camino correcto. Sin embargo, tras un bienio de recortes y límites, aquel país se encuentra en una situación mucho peor que la inicial, con más paro, más desigualdades y, en definitiva, sumido en la pobreza. No sé el resto, pero yo no quiero esto para España.

En más de una ocasión en estas Conversaciones con Paula, he asegurado que mis conocimientos sobre economía, por lo menos esa de la que hablan, disertan y dan lecciones algunos 'expertos', son más bien escasos. No obstante, siguiendo con el ejemplo del colegio al que acudirá mi hija el próximo curso, llego a la conclusión del círculo vicioso.

Si quitamos las ayudas, por ejemplo, de comedor a las familias, con esta situación de desempleo galopante, es evidente que muchas ya no dejarán a sus hijos en el centro para el almuerzo. Esto conllevará que algun/a de los trabajadores de las cocinas se queden sin su trabajo (ya no serán necesarios); del mismo modo, los suministros para dar de comer a más de cien niños cada día decrecerán de forma considerable, es decir, el establecimiento donde se compraba esa comida también se verá afectado, de manera que es probable que en el mismo se produzca algún despido. Y esto también con el transporte, con los profesores, con las ludotecas... con la sanidad, con los impuestos, etc.

Insisto en que nada o poco conozco de las grandes cifras económicas. Lo que es evidente es que quienes en la actualidad gobiernan el mundo, poco o nada saben de lo que manejan las economías domésticas, quizá porque llevan demasiados años en el despacho sin salir a la calle.


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