lunes, 29 de abril de 2013

Las mentiras, los nuestros y la paciencia

Desde el viernes se especula y mucho sobre la cantidad de verdades que dice el Gobierno por cada kilo de palabras que pronuncia. Los sesudos analistas tratan de desentrañar lo que dijo Mariano Rajoy este domingo y el núcleo duro de su equipo más próximo tras el Consejo de Ministros. En realidad, creo yo, no hay mucho que desentrañar. El pontevedrés representó, insisto, representó el papel de gallego: "sí pero no, voy pero vengo, subo y/o bajo". Pero esta actuación -siempre he dicho: "sesudo analista no soy pero gallego..."- es una pantomima porque los nacidos en aquellas tierras del último piso, al fondo arriba a la izquierda, sabemos de antemano cuál es nuestra dirección, es decir, si subimos o bajamos.

En este punto una advertencia por salud: 'La lectura de este post no es recomendable para los upydianos. Su autor presume de origen pero puede esconder que en realidad es gallego en el sentido más peyorativo del término'. Por cierto, el caso de la lideresa magenta y Galicia debería ser estudiado en las facultades de Márketing o en los másteres de Comunicación Política bajo el título 'Cómo no rascarla en las elecciones en una comunidad en 8 palabras o una frase'. Desde luego ha logrado Rosa Díez ser el único partido que no consigue nada en Galicia a pesar de haber hablado mal de sus gentes y esto nunca pasa en mi tierra. Para ilustrar esto basta recordar el Prestige, el narcotráfico, Rajoy y sus datos como presidente...

Regresando a la idea génesis de este artículo, tras las palabras "sinceras" según los medios más 'independientes'- ABC y La Razón-, los periodistas más avezados iniciaron el análisis de las mismas. Grosso modo, las tendencias giran en torno a si en realidad Mariano Rajoy se guarda un as en la manga, o lo que es lo mismo, que se pone en el peor de los escenarios para luego, si hay un pleno empleo espontáneo, atribuirse las medallas oportunas y ganar las elecciones de nuevo; o si, por el contrario, no hay conejo en la chistera y las cosas están como están y no mejoran demasiado de aquí a finales de 2015. El paro, a tenor de este hipotético panorama, seguiría subiendo y únicamente respiraría un poco ese negro porcentaje gracias a los nacionales que emigrasen en próximos años. De hecho, si en este año y medio hablan de decenas de miles de personas que se han ido al extranjero a buscarse la vida ¿Dónde estaría el nivel de paro de no haberse producido esa 'movilidad exterior'?

Visión, como el pulpo, 'a la gallega' 

Entre una visión optimista y otra pesimista siempre queda la gallega, es decir, ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Cuando a un Gobierno, con su presidente a la cabeza, se le hace la ola cada vez que comparece ante los medios de comunicación, tenemos un problema. Cuando ese mismo dirigente, en sus contadas apariciones rehúye las preguntas y contesta acerca de lo bien o mal que está la meteorología, tenemos un problema. Cuando los ministros, desps de un año y medio en el poder, tienen como mejor argumento para explicar determinadas medidas la 'herencia recibida', tenemos un problema. Cuando el jefe del Ejecutivo utiliza la palabra sincero para apelar a la responsabilidad propia y ciudadana tras incumplir en un  85% el programa con el que se presentó a las elecciones de 2011, tenemos un problema; si el partido del Gobierno se encuentra inmerso en un proceso judicial por presunta financiación ilegal, sobresueldos, corrupción y nadie da una sola explicación creíble, tenemos un problema. Cuando lo único que cumplen Rajoy y su equipo de lo que dijeron a los españoles que harían cuando llegaran al poder es en materias como el aborto y la educación para satisfacer a los sectores más radicales de su formación y de la iglesia, tenemos un problema.

Si unimos todo eso, nos hallamos ante un follón de proporciones desconocidas, sobre todo por la ciudadanía, aunque poco a poco empezamos a ser conscientes de sus consecuencias. Rajoy dijo ayer que saben, él y sus colaboradores, lo que hay que hacer para salir de la crisis. Que se han puesto ya las bases. Esto puede suponer que Mariano actúa como gallego y tiene preclara la dirección a tomar y, por encima de todo, que la misma es la correcta. En definitiva, que sabe perfectamente el pontevedrés si sube o baja, pero no lo desvela para defender los intereses de España y de su partido

Sin embargo, a mí me surgen una duda y una convicción. La primera es despejar la incógnita de que el presidente del Gobierno sabe o no sabe de verdad lo que hace (extendiendo la incapacidad a sus ministros y equipo). Sin embargo, el elegir como ministra de Sanidad a alguien que ha tenido un Jaguar en el garaje de su vivienda desconociéndolo provoca, como es lógico, cierta desconfianza. Hay más ejemplos pero cada cual que añada y extraiga lo que considere oportuno. 

"Por mi hija mato"
 
Por su parte, la convicción tiene que ver con Galicia donde se sigue pagando el aislamiento tradicional al que se ha visto sometida durante décadas. Mientras en el resto de España las encuestas hacen variar el número de representantes por partido político, en aquellas tierras lo nuestro es nuestro. Más allá de fotos del presidente de la Xunta acompañado de un narco, del chapapote como nuevo marisco, de la repetición de apellidos hasta la saciedad en diputaciones y ayuntamientos, de caciques buenos y malos... el PP seguirá ganando, en 2015 y en 2050 porque el espíritu de Don Manuel ahí sigue y seguirá. Además, en el Fogar de Breogán defendemos lo nuestro; Rajoy es hijo de la tierriña y como dijo aquella famosa filósofa "¡Yo por mi hija mato!" y claro, el presidente es de los nuestros, gallego, y por él... Confiemos, tengamos paciencia ¡Manda carallo!
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