miércoles, 17 de abril de 2013

Escraches: ¿Afán de protagonismo en la denuncia del alcalde de Guadalajara?

En estas últimas semanas el fenómeno de los escraches ha adquirido una dimensión que ha superado las expectativas de impulsores y detractores. Algunos políticos se han subido al carro de aquello que se ha dado en llamar "dar pena", sin pararse a pensar que ese papel protagonista propio de película melodramática o tragicomedia directamente, puede volvérseles en contra. 

Para que en nuestro país un hecho consiga escalar hasta la categoría de acontecimiento es necesario que los medios de comunicación hagan sus especiales. Es casi una norma no escrita pero si no se da esta circunstancia (que precisa de un repaso a la hemeroteca), entonces el hecho en cuestión se queda ahí. Gracias a esa regla implícita hoy sabemos que el fenómeno escrache, grosso modo, se inició en Argentina y estaba dirigido contra los participantes en el régimen militar que dirigió los designios del país durante años. Este recordatorio sirve simplemente para que representantes de la clase política, como la presidenta de C-LM y secretaria general del PP, María Dolores Cospedal, dejen de aludir al nazismo. Por mucho que repitan este tipo de afirmaciones (por cierto que en este país de fascismo también sabemos un rato y todavía existen reminiscencias en calles y plazas) no se convertirán en ciertas. 

Hay algo que sí ha conseguido Cospedal es que la palabras nazi o fascismo acompañen a escraches en algunos medios de comunicación. Precisamente, ayer se sumó a esas comparaciones peligrosas el alcalde de Guadalajara, Antonio Román, en un programa de 13TV. Bajo el título de 'el alcalde acosado denuncia' (o algo así) me pareció observar un ejercicio de comunicación a la americana impresionante. No voy a ser yo quien defienda o ataque los escraches. Si he de ser sincero me confieso incapaz de adoptar un posicionamiento claro a favor o en contra puesto que, si bien entiendo que alguien que se suma a un movimiento de este calibre lo hace por razones de necesidad, también comprendo el malestar de quien lo sufre. Sin embargo, en el caso del regidor de la capital guadalajareña, tras lo que se pudo ver por televisión, veo ciertos elementos que me llevan a pensar que alguien ha asesorado a alguien, como diría el genial Gila, buscando cierto afán protagonista. 

¿Y por qué esta conclusión? Hay quien señala en círculos próximos al PP de la provincia que los cercanos a Román siguen molestos por el poco 'agradecimiento' que la presidenta de Castilla-La Mancha ha demostrado al actual alcalde y a su gente a pesar de que ha sido "esta provincia la que le ha dado la victoria". Detrás de las razones personales alegadas por el regidor para dejar la presidencia provincial del partido estarían esos motivos. Evidentemente son solo especulaciones. 

Sin embargo, esas elucubraciones periodísticas sin fundamento, adquirieron ayer una nueva dimensión al ver al 'alcalde acosado' denunciar públicamente su situación. No seré yo quien le reste razones al primer edil de Guadalajara; sin embargo, la imagen que ofreció en el programa televisivo en cuestión, custodiado desde un punto de vista ideológico de forma adecuada, me lleva a pensar que algunos tratan de buscar un cierto protagonismo pensando en el futuro.

Es algo similar a cuando Antonio Román, en un momento en que su ciudad se quedó sin medios diarios escritos, defendió el papel de los periodistas. Incluso en el diario El País lamentaba que los ciudadanos “solo pueden criticar aquello que conocen de manera directa”, añadiendo que “a través de las cartas al director se puede criticar o aplaudir al poder. Sin medios de comunicación independientes se pierde la relación de ida y vuelta con los vecinos”. Su municipio ha sido noticia en medios nacionales por, precisamente, perder los soportes donde la ciudadanía podía informarse, lo que sucedía en su ciudad y provincia. Ahora parece que aquellos lamentos de hace poco menos de un año ya no preocupan porque tal vez el actual alcalde, y también diputado nacional, lo que persigue son otras cuotas y cotas políticas más altas. 

Regresando al tema de los escraches y a esos ejercicios léxicos que llevan definiciones poco claras y muy alejadas de la realidad actual e histórica, durante el nazismo se practicaban otro tipo de acciones que nada tienen que ver con lo que ahora denuncian políticos como Antonio Román. Esto es como si uno de esos representantes públicos hubiera llamado a capítulo (de forma directa o con personas interpuestas) a algún director de medio de comunicación para pedir explicaciones acerca del tratamiento de las informaciones publicadas. Es como si, con dossieres elaborados por funcionarios y con el fin de cambiar ciertos enfoques, ese político prometiera alguna campaña publicitaria que, a la vista del 'no cambio' se quedara en el limbo de la propaganda municipal. O esos otros representantes públicos que, por no 'informar' como a ellos les gustaría deciden vetar a un medio de comunicación y a sus periodistas. ¿A eso cómo lo llamaríamos? ¿fascismo, nazismo, libertad de expresión, escraches...? 

Menos mal que en España, en general, y en Guadalajara, en particular, no ocurren estas cosas porque si no sería, desde luego, llamativo y habría que denunciarlo. ¿Y qué diríamos si eso sucede en ciudades cuyos representantes denuncian ahora el acoso de las personas desahuciadas? Por fortuna eso sólo acontecía en épocas pasadas, o no.
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