martes, 9 de abril de 2013

Thatcher, la gran dama del neoliberalismo

El fallecimiento de la Dama de Hierro ha hecho florecer a los aduladores de un tipo de gestión política en la que lo individual no solo prima sobre lo colectivo y público, sino que si puede (así lo demostró durante años) lo mejor es minimizarlo al máximo. 

Margaret Thatcher murió ayer; desde que se conoció la noticia muchos representantes de la clase política (algunos nombres sorprendentes) se han dedicado a lanzar loas por su manera de gestionar lo público. Sin embargo, sin restarle un ápice de mérito al tener que abrirse paso en un mundo de hombres y hacerlo de forma decidida (en algunas ocasiones exagerada y sirviéndose de acciones que sobrepasan los límites de la decencia humana, por ejemplo, la guerra de la Malvinas y el uso que de ella hizo), quizá también es momento de desentrañar a una política que dirigió un país poderoso con mano de hierro pero de espaldas a la población menos favorecida. Muchos dirán ¿cómo de espaldas si ocupó el puesto durante más de una década? Aquí entra en juego el uso que de los medios y el populismo hacen algunos políticos, en ocasiones de manera escandalosa.

Sus acciones, con privatizaciones de servicios públicos per se, con un antieuropeísmo enfermizo, con un acercamiento a personajes como Ronald Reagan o el dictador Pinochet, con una especie de odio hacia todo lo que oliera a izquierda, sitúan a Thatcher en el extremo de la historia dedicado a los héroes del neoliberalismo. 

En aquellos tiempos de su presencia en Downing Street marcó una línea política argumental que ha servido a los partidos conservadores de casi todo el planeta hasta nuestros días. En este sentido, hoy la Dama de Hierro, que padecía desde hacía años alzheimer, se sentiría más europea, no en vano la mayor parte de los gobiernos del viejo continente (de derechas o de centro-izquierda) llevan tiempo tratando de imitar la gestión que Margaret Thatcher desarrolló en su país durante el tiempo que se mantuvo al frente de Reino Unido. En honor a la verdad habría que decir que los Merkel, Durao, Rajoy, Cameron y compañía son malos imitadores; otra cosa es si esto último es bueno o malo.

Observando desde la distancia aquellos años, analizando la situación actual y tratando de echar un vistazo al futuro, parece que todo lo que está ocurriendo es una consecuencia de aquellas políticas neoliberales puestas en marcha con mano de hierro por quien hoy recibe, sobre todo, parabienes.
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