sábado, 2 de febrero de 2013

Por qué lo llaman despilfarrar (2ª Parte)

Allá por el mes de mayo del año pasado publiqué en esta bitácora una entrada dedicada a la ministra de Sanidad, Ana Mato (aquí la puedes leer), a propósito de las concentraciones de protesta que recorrieron todo el país y la particular valoración de las mismas que realizó la titular ministerial. Muchos ciudadanos, pero también dentro del Partido Popular, se preguntan sobre los méritos que atesora para haber ocupado puestos tan destacados en su formación y en la administración pública. 


Conocido es el episodio del Jaguar en el garaje o el proceso judicial en el que está inmerso su exmarido (por actividades que desarrolló cuando todavía estaban casados). También son comentadas sus capacidades de gestión y oratoria (basta recordar el primer comunicado de su departamento sobre violencia de género al ser nombrada ministra o las rectificaciones realizadas en nuevas leyes aprobadas por su ministerio). Por eso, tras lo que publican hoy todos los medios de comunicación (en realidad casi todos, ya saben), me quedo sin palabras. 

Desde el inicio de esta crisis, algún asesor avispado propuso la utilización del término 'despilfarrar' para definir la etapa del innombrable José Luis Rodríguez Zapatero. Tal vez al mismo asesor de comunicación, a la vista de los resultados electorales del 20N, se le ocurrió ampliar la vigencia de dicho término a todo lo que se mueve en contra del Gobierno. De este modo, hemos escuchado, leído y visto declaraciones de alcaldes, consejeros, ministros, vicepresidentes y presidente recurrir a tan manida palabra para definir los males demoníacos que acechan a la sociedad española cuya ciudadanía, por arte de magia, ha sido imputada, juzgada, procesada y condenada por "despilfarro injusticado y pecaminoso". 

Dice la RAE que despilfarrar significa: 1. Consumir el caudal en gastos desarreglados; 2. Gastar profusamente en alguna ocasión.

Viajes al extranjero y por España; fiestas de cumpleaños para papá e hijos; regalos de marcas de lujo para la señora ministra; alquiler de coches, hoteles y demás para toda la familia; contratación de actores; celebración de la comunión; más de 4.000 euros en confeti; flores de pega a razón de 180 euros por unidad... Y estoy seguro de que en próximos días se conocerán más detalles. 

La ministra ha desmentido ya las investigaciones policiales, lo que en argot político español supone una dimisión "para poder defenderse como Dios manda ante los tribunales". Nada de destituciones. 

Hay quien asegura que este informe de la UDEF sale a la luz pública para desviar la atención por todo lo que rodea a la supuesta contabilidad 'B' del Partido Popular y yo me pregunto: ¿habrá sido idea la filtración del mismo asesor de comunicación al que se le ocurrió el mensaje del despilfarro? Su futuro lo tiene asegurado, sin duda, en alguna compañía de telecomunicaciones. 
 
Por lo demás, sobra añadir comentarios.

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