martes, 31 de diciembre de 2013

Un nuevo miembro en la familia: la periquita 'Princesa'

Dejando a un lado las polémicas relacionadas con decisiones políticas que afectan o afectarán a la pequeña Paula, es casi obligatorio retomar la vorágine que representa para los padres y madres esta época del año. Cuando la mamá, porque son ellas las que en este sentido están más concienciadas, decide un mes antes empezar a trabajar con Paula la Carta de los Reyes Magos y las peticiones a Papa Noel, lo hacen con la certeza por mi parte de que el asunto estará liquidado antes de emprender viaje desde las tierras del interior a la esquina noroeste, es decir, Galicia, para pasar unos días de familia ampliada.

Antes de partir, la misiva real está más que preparada, incluso hablada, comentada y cerrada con las familias materna y paterna para que no haya malentendidos al respecto. El peligro, que uno aprende cuando le sucede, es dejar que sea la pequeña Paula la que hable con los abuelos para, entre los tres, decidir qué va a pedir en aquellas tierras lejanas en las que el verbo consentir adquiere tintes casi dramáticos... para los padres. Porque los abuelos, con aquello de que ven poco a la niña, caen en una especie de dinámica consentidora que, en mi caso, creo que tiene que ver también con la revancha de haberles dejado a su cuidado a mi perra Inca, un bóxer de unos cuantos kilos de peso, cuando decidí dejar mi casa hace más de tres lustros para dirigirme a las tierras del interior. De aquella aún se podía emancipar uno a los veintipocosAhora es una quimera.

Así que, con todo atado y bien atado, como diría el político, llegó la noche del gordo vestido de rojo. Una muñeca, unos títeres, un cuento, un juego... y ¡un periquito! Vamos a ver, vamos a ver... muñeca, títeres, cuento, juego y... sí, es verdad, se confirma ¡UN PERIQUITO! Mi cara debió convertirse en un poema, al igual que la de mi mujer, y lo percibí en la de mis padres que aunque tenían una sonrisilla del estilo "donde las dan las toman y yo a mi nieta le regalo (quiero decir pido al gordo de rojolo que me da la gana", denotaban cierta preocupación por mi expresión. ¡Un periquito! mejor dicho periquita, bautizada al instante por Paula (ya le gustaría a Rouco esta celeridad evangelizadora) como 'Princesa', con jaula y todo

Vamos a ver. He sido y seré siempre amante de los animales. Pero una boca más (porque estos pájaros son muy delicados dicen los expertos... de los foros de internet) en esta situación...

En breve, regresaremos a las tierras del interior con la periqu... quiero decir, con Princesa. Mi hija, ilusionadísima con su nueva amiga, también es consciente de que lo del pájaro no me ha hecho mucha gracia. Desde que ha llegado a nuestras vidas por obra y gracia del gordo vestido de rojo con los abuelos de intermediarios, no para de repetir a todo el mundo "¿Sabes que mi papá dice que quiere que Princesa se muera antes de que volvamos a casa?". Veamos, eh... no es que yo busque o propicie el final abrupto de un animalito de dios ¡por favor! El comentario, que estoy seguro de que no fue pronunciado de esta manera, no es más que eso, un comentario. Además, Paula se lo toma a risa porque cuando lo cuenta lo hace de manera descreída ¡Mi hija sabe que soy incapaz de hacer daño a nada, y mucho menos a un animal!

Ya iré hablando de la adaptación, que es complicada. No me refiero la de nosotros a ella, sino ¡la de Princesa a nosotros! Es que hay que...

Lo mejor de todo es que, a pesar de que el regalo ha sido para Paula, mi mujer no ha podido evitar aquello de "... pero tú no has hablado con tus padres para que le pidieran a Papa Noel algo más... más..." Y es lícita su reacción porque si llegan a ser los suyos... Así que ahora mismo, tengo asumido ya que Princesa, la periquita, es más cosa mía que de nadie porque han sido mis progenitores, bien por consentir a su nieta pequeña, bien por venganza contra su hijo, quienes han pedido al gordo vestido de rojo este presente. 

Seguiré contando la evolución del nuevo miembro de la familia. Hoy pasearé un poco por las calles de Pontevedra. Me he enterado de que Rajoy está por aquí creo que hasta Reyes (¡Extensas vacaciones del presi... pero merecidas, desde luego!) e intentaré hablar con él. Lo tenía ya previsto en plan periodista, ya sabéis "¿Señor presidente puedo hacerle unas preguntas?". Ahora esto queda en un segundo plano y las cuestiones serán más personales y se centrarán en la periquita. Tal vez es una buena medida para incentivar según qué parámetros económicos el considerar en la declaración de la Renta a los animales domésticos como miembros de la unidad familiar ¡con su correspondiente desgravación claro!

Por cierto, Princesa como es amarilla en el argot periquitial se conoce como lutinaYa me estoy metiendo en el papel y he descubierto que en internet hay foros ¡hasta para buscarles un nombre adecuado! Sin comentarios.

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