Hablar sobre la Vía Catalana que ayer reunió a cientos de miles de personas de norte a sur en aquella región lo dejo para los sesudos historiadores y pseudoanalistas que, apelando a datos (algunos prehistóricos), detalles y primicias, son incapaces de ponerse de acuerdo sin percatarse de que el diálogo es fundamental para tender puentes. Lo contrario es lo sucedido en Madrid con un grupo de ultras que -curioso lo que sucede en este país- se aprovechan de una libertad de expresión (en muchas ocasiones de agresión) que durante el régimen del que se sienten seguidores era una utopía. Algún día habrá que preguntarse por qué en España, a diferencia de otros países en los que el fascismo en sus diferentes vertientes llegó a detentar el poder, sigue habiendo cierta manga ancha con colectivos y grupos que consideran a golpe de palabra y puño que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Hoy debemos fijarnos en un grupo de comunicación: Intereconomía. De nuevo este miércoles, el otrora holding capitaneado por Julio Ariza, ha hecho de las suyas. En sus orígenes, este medio se centraba en la información económica, un nicho de mercado que en época de vacas gordas supuso un destacado posicionamiento como medio especializado (su soporte era la radio). Pero surgieron los aires de grandeza gracias al empujón de algunos políticos, además del ofrecido por una de las ramas más ultraconservadoras de la iglesia.
Es el respaldo que las licencias de TDT, sobre todo en Madrid y durante la presidencia de Esperanza Aguirre primero y otros gobiernos regionales del PP después, lo que provoca que Ariza y su grupo de comunicación despeguen y lo hagan a lo grande a través de una programación televisiva trufada de mensajes o recados ideológicos que, en más de una ocasión, precisamente por esa circunstancia han provocado, fundamentalmente, situacines hilarantes. Sin embargo, como ya alguien anunció en más de una ocasión, en este país ni aunque el azul se convierta en el color preferido de la mayoría de españoles, unos medios de estas características tienen garantizada su continuidad. Y así sucedió, con la llegada del PP a la Moncloa y a la mayoría de los gobiernos autonómicos, lo que muchos vieron como un negocio redondo por "ser de los nuestros", el resto de grupos de ideología conservadora, con más historia que Intereconomía, pidieron su parte del pastel, a lo que hay que añadir la crisis económica. Entonces comenzó el devenir del grupo, hasta el punto de tener que abandonar (dicen las malas lenguas que obligados por un desahucio) las instalaciones que habían ocupado durante años en la Castellana, vía económica por excelencia.
Y aquí hemos llegado. Intereconomía busca una salida a su precaria situación. Su reaparición ayer en la iniciativa llevada a cabo en Cataluña con una avioneta con mensaje incluido podría ser el primer paso para su diversificación. Hasta ahora no le ha ido muy bien, visto lo visto. Sin embargo, su 'impactante' presencia en la Vía Catalana puede abrir las puertas del grupo a los vuelos low cost. Es verdad que ni siquiera ha logrado con esa campaña de publicidad un lugar destacado en los medios importantes, pero sí residual y como reza un dicho de mi tierra "todo o que ven á rede é peixe (todo lo que llega a la red es pescado)".
Conociendo a Ariza quién sabe si además retoma aquello de los piojos que lanzaban aeronaves para multiplicar la venta de productos para acabar con ellos. Tal vez fueran leyendas urbanas, pero... ¿y si no lo eran? Al fin y al cabo, de conspiraciones sabemos mucho en este país, aunque es evidente que unos más que otros.
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