jueves, 13 de diciembre de 2012

Los Montoros de la prensa local

A raíz de la ¿amenaza? lanzada por el ministro Cristóbal Montoro y la reacción de algunos medios de comunicación a nivel nacional me vienen a la cabeza esos momentos apasionantes relacionados con mis experiencias en el periodismo local y regional; unas vivencias que, por otra parte, padecen, han padecido y sufrirán en el futuro compañeros de profesión de eso que se ha dado en llamar periodismo de provincias (el más bonito, dicho sea de paso).

A quienes hemos trabajado en medios con ámbitos circunscritos a esas delimitaciones territoriales, lo de Montoro nos suena a chiste. ¿Por qué? Básicamente debido a que esas presiones que denuncian algunos periódicos (véase editorial de El País de hoy) son el pan nuestro de cada día en esas ciudades, pueblos y comarcas perdidos de la mano del Dios periodístico. Llamadas a última hora del día, reuniones para "llegar a acuerdos" satisfactorios, eliminación de publicidad, amenazas implícitas y explícitas, despidos por no ser de la cuerda... 

La segunda parte de todo esto se encuentra en los editores/dueños de las empresas a quienes lo de la información veraz y esas cosas les importa bastante menos que la cuenta de resultados. 

Pero esto está montado así y muchos de los periodistas (por no decir la inmensa mayoría) que han pasado por medios que no están en Madrid, Barcelona o Sevilla, sino que se sitúan en  Guadalajara, Pontevedra o Ávila (son ejemplos) han visto cómo sus informaciones, siguiendo el criterio que marca esta profesión, es decir, acercarse todo lo posible a la objetividad, se han ido al limbo de la nevera. 

Lo de Montoro es una provocación impropia de un país democrático. Lo de los alcaldes, concejales, presidentes de cámaras de comercio, sindicatos o dirigentes de la patronal en ciudades pequeñas es eso y, además, una práctica muy habitual.
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