lunes, 22 de julio de 2013

Querido Mariano, dos puntos


Querido Mariano: 
Estos días atrás he estado unos días en Pontevedra, tu ciudad, mi ciudad, la capital de la provincia (título provinciano, valga la redundancia, por excelencia) y me he dado cuenta de que este pueblo con semáforos, como en su momento definió uno de los autodenominados PTV (Pontevedrés de Toda la Vida, título noblemente provinciano), ha cambiado y de qué manera. Algunos empezarán a pensar que ya me voy a meter con el PP, con sus polémicos pasos por la alcaldía pontevedresa o los intentos con candidatos cuyas mayores virtudes pasaban por su cartera, o esa Diputación que, con la cacareada reforma de la administración, no solo mantiene su poder, sino que lo multiplica en la misma proporción que el posicionamiento imperial de algunos de sus dirigentes... Sin ir más lejos, he leído en una información de uno de esos periodistas que tanto repelús te provocan, salvo aquellos que han hecho méritos a tu favor, que este año dejas Sanxenxo y pasarás los días de asueto estival en Ribadumia, feudo precisamente de alguno de esos presidentes diputacionales plenipotenciarios. Pero lo entiendo porque, al fin y al cabo, el nepotismo, al que tantas veces se alude y en pocas ocasiones alguien se atreve a rebatir, me da a mí que nació en una diputación provincial.

Estimado paisano, ni siquiera voy a referirme a la cantera municipal del PSOE, un partido que cumple con lo del 'quiero y no puedo', como si Rubalcaba hubiese refundado el socialismo en la capital, en tu ciudad, en mi ciudad.

No te escribo esto para hablarte del robo de las preferentes, aplaudiendo a Núñez Feijóo por su determinación a la hora de... aludir a la herencia socialista de cuatro años pero obviando la fraguiana de décadas. Es como las fotos de Anxo Quintana en el yate de un constructor que tanta vergüenza generó entre la oposición del PP de entonces, con Alberto a la cabeza, y las instantáneas con un narco en otro barco de recreo, o de viaje... Lo cierto es que en este caso lo importante es la eslora del navío en cuestión y la del antiguo amigo inapropiado del presidente de la Xunta, al lado del mencionado constructor (pontevedrés, creo) era una chalupa; es decir, el tamaño sí importa.

Mariano, el motivo de esta misiva tiene que ver con lo que los pocos días que he pasado en tu ciudad, mi ciudad, he percibido. Es verdad que en esta nuestra capital, en un momento de debacle socialista y de ascenso de tu partido, fue imposible para vosotros arrebatar la alcaldía a estos 'bloqueiros' nacionalistas. A lo mejor en aquel instante, aquel día de mayo de 2011, se inició un cambio de tendencia que en estas jornadas de descanso veraniego me parecen evidentes. Me refiero, amigo Mariano, a que ahora mismo, en una encuesta entre familiares que, por tradición siempre se han decantado por el azul en detrimento del rojo a la hora de depositar su voto, me encuentro con la figura del renegado. Hasta ahora, en Galicia, era copada por exsimpatizantes del PSOE o del BNG y, por ende, vivero para la supervivencia de personajes como Rosa Díez, una 'recién llegada' a esto de la cosa pública.

Me parece preocupante porque, al fin y al cabo, nuestra ciudad ha tenido siempre un cierto aire clásico con esos PTV que tantas alegrías te han venido dando en el Liceo Casino, en los toros en las Fiestas de la Peregrina, por la Zona tomando algo... Y ahora, según percibo, te han salido mucho detractores entre aquellos que hace apenas dos años te llamaban, te saludaban, te querían. Es lo que tiene la política estimado Presidente. Se pasa del cielo al infierno en apenas unos años, y si no que se lo digan a Zapatero.

Querido Mariano. Este verano es singularmente duro. No dedico estas líneas a reprocharte lo de los sobresueldos o los papeles del 'innombrable', los incumplimientos del programa electoral, el desmantelamiento de la Sanidad Pública, los recortes en la Educación y la deriva ideológica de la misma, el paro, la retirada de derechos a los inmigrantes, los desahucios, las ayudas a la banca, la vergonzosa gestión de las preferentes, los cambios en el CGPJ o en RTVE... Con total seguridad, entre quienes han sido siempre devotos, primero de Don Manuel y luego tuyos, sin contar a los 'renegados', la pérdida de confianza no tiene que ver con estas mamandurrias, como diría tu amiga Esperanza.

Lo que te voy a pedir Mariano es algo que estoy seguro de que servirá para cambiar esa percepción que los pontevedreses, tus paisanos, y por extensión un buen número de fieles populares, tienen de ti. Por favor, más allá de la política con mayúsculas, comenta a tus asesores que el tinte del pelo también te lo apliquen en la barba. Un buen PTV no puede caer en eso. Cuando lo hagas, con total seguridad, volverás a pasear entre vítores por la Zona, la Herrería e, incluso, la Playa de Silgar.

En agosto volveré por la capital y aunque no creo que coincidamos espero volver a verte en todo tu esplendor porque, como bien sabemos tus paisanos, y como tú pregonas con aquellos a los que quieres "al final la vida es resistir y que alguien te ayude"  en este caso tus asesores de imagen.

Me despido con todo el respeto de alguien que cree en cosas serias y no en tonterías sin importancia.

Un abrazo.

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