lunes, 29 de julio de 2013

El alcalde torero y el cole de mi hija

Hace unas semanas pasando con el coche por delante de la plaza de toros de Las Ventas acompañado por mi hija se me ocurrió intentar explicar a la pequeña Paula para qué sirve y qué se hace dentro de un recinto como ese. Sin duda fue un arrebato de buen padre que trata de cumplir con ese papel que, según los pedagogos, deben representar los buenos progenitores. Lo que no advierten es del berenjenal en el que te metes porque ¿cómo explicas con claridad a una niña de 3 años y 9 meses la función de las plazas y, sobre todo, las corridas de toros?

Pero bueno, ahí estaba yo, en medio del caos de tráfico de Madrid, qué es ese fenómeno declarado ya en algunas regiones Bien de Interés Cultural. Yo en aquel momento lo intenté pero ante determinadas cuestiones maliciosas por parte de Paula (estoy convencido de que nuestros hijos a veces nos hacen preguntas sólo para ponernos a prueba y comprobar lo ignorantes que somos) reconozco que me quedé en blanco. No ayudó el hecho de que a mí, particularmente, no me gusta lo que muchos definen llenándoseles la boca ¡Fiesta Nacional! Sin embargo, buscando en mi cabeza de nuevo consejos de los pedagogos, traté de recurrir a la explicación aséptica, por aquello de no influir en el desarrollo de... palabrería por mi parte. Lo único que le dije a mi pequeña fue que a mí no me gusta ese tipo de espectáculos que en algunos círculos califican como arte.

La cosa hubiese quedado ahí, en un simple instante de ridículo paterno, si no fuera porque llega a mis oídos a través de otros padres que desde el Ayuntamiento de Cabanillas del Campo (Guadalajara), municipio donde residimos, han intentado hacer una especie de jornada escolar 'torera', es decir, que el señor alcalde de este pueblo apuesta por los toros, como demuestra el cartel de las fiestas cada año, algo que respeto pero que no comparto, y ha querido transmitirlo a las nuevas generaciones. La idea del Gobierno local era que un grupo de toreros acudiera al colegio de mi hija (y a los otros dos que hay en el pueblo) para ofrecer una charla sobre este 'arte'.

Y claro, agradeciendo al señor alcalde su interés porque la pequeña Paula pudiera obtener aquellas respuestas que su ignorante padre no supo ofrecerle, me surgen una serie de dudas que tienen que ver con las intenciones del Ayuntamiento de esta localidad. ¿Hay cierto afán de adoctrinamiento? ¿Podría el señor alcalde poner el mismo interés en que no quiten profesores de los centros públicos de su pueblo? Dicen que los periodistas no somos más que malos escritores malos o frustrados ¿será el alcalde un torero frustrado?

No me han gustado las intenciones de Gobierno municipal porque, según algunos medios, se produjeron llamadas desde el Ayuntamiento a los colegios para 'impulsar' la iniciativa, entendiendo el verbo desde una perspectiva nada gratificante. Una aclaración importante, a pesar de que he dicho que no me gusta la fiesta de los toros, no soy de los que piensa que hay que prohibirla; allá cada cual con su conciencia y gustos. Lo que no voy a consentir porque es deleznable, criticable y denunciable es que traten de meter con calzador una charla o coloquio con menores en horario lectivo en el colegio donde estudia y se forma mi hija, y lo hagan sin avisar a los padres y madres, dato que es fundamental para comprender la indignación que a muchos nos ha hecho sentir esta forma de proceder. Si el alcalde de Cabanillas decide apostar por los toros o El Sueño de Morfeo para las fiestas, es su decisión y del equipo que dirige pero nadie está obligado a ir. Quien quiera acudir que pague su entrada. Ni siquiera voy a caer en aquello de que ese dinero podría destinarse a otras cosas más importantes que no forman parte del pan y circo. 

Yo, de corazón, agradezco al regidor que haya querido solucionar el déficit que, como padre, me ha tocado con esto de las corridas de toros. Sin embargo me sigo quedando con mi ignorancia y la inocencia de mi hija y que sea ella cuando corresponda la que decida si le gustan o no, si las defiende o no, si habla de arte o de animalada, y ello tanto en relación con esto, como con otras facetas de la vida que, sin duda, considero más importantes. 

No me quiero imaginar otras posibles frustraciones de algunos políticos y las prolongaciones que de ellas hacen a la hora de gestionar lo público, en concreto, la materia educativa. 

Por cierto, he de decir que a pesar del 'impulso' municipal solo en uno de los tres colegios públicos del municipio la iniciativa salió adelante y no fue en el de la pequeña Paula (CP San Blas).

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