La Semana
Santa está ya aquí, para que luego se ponga en duda la aconfesionalidad del
país, y llegan las vacaciones escolares. No es momento de debatir estas conexiones
judeo-religiosas. Lo importante esta semana ha sido que a Paula, con motivo del descanso escolar,
le han dado las notas y… ¡Qué voy a decir! ¡Espectaculares! ¡Impresionantes!
¡Qué notazas! Vale, vale. Es verdad, notas adquiriendo la forma tradicional de calificaciones con sus 'sufis', 'bienes', notables... etc, no son. Pero sí establecen la evolución de mi
hija, y según se desprende de ellas es ¡increíble!
Hay que señalar que en las de Navidad había una llamada de atención de la profesora. Es evidente que en este período, la pequeña Paula se ha esforzado sobremanera porque no hay referencia alguna a la excepción navideña a unas notas igualmente sobresalientes. Es decir, ha superado esa dificultad y eso son palabras mayores: ¡Ya no se sienta sobre sus piernas!
Orgullo en forma de baba recorre la
comisura de mis labios al examinar con la lupa propia de un padre orgulloso las
anotaciones de la maestra. Superado, Lo ha logrado, Evoluciona muy bien... Casi
siempre. Estoy seguro de que ese 'casi' relativo a una cualidad o
comportamiento positivo de Paula es por no ponerle todo sobresaliente o superado cum
laude, porque si no es incomprensible. No obstante, no voy a caer en el histerismo
convertido en histrionismo de algún/a progenitor/a capaz de asaltar casi a la
fuerza una tutoría por defender una décima de menos que golpea con fuerza su
orgullo de padre/madre.
En nuestro hogar, a la espera de que la recuperación económica haga acto de
presencia, nos contentamos con los magníficos resultados de nuestra pequeña y,
sobre todo, por empezar a solucionar un problema con respecto a Paula que nos
preocupa sobremanera: su posible futuro
laboral como periodista. Es verdad que las palabras 'futuro laboral periodista'
situadas de esta manera responden a una falacia bien construida pero de escasa
relevancia real.
Ya en otras ocasiones he comentado las
cualidades comunicativas de Paula. La propia profesora nos comentó a su madre y
a mí que "probablemente tenga que ver con vosotros, con vuestro trabajo
porque ¿sois periodistas, verdad?"...
De nuevo en estas notas también destaca
esa cualidad. Sin embargo, la observo ya con cierto desdén porque le vendrá
bien para su futuro laboral cualquiera que sea (salvo el periodismo, que es una palabra tabú en nuestro hogar) y, sobre todo, porque Paula empieza a repetir
con insistencia por donde pueden ir sus gustos en materia de trabajo. Quiere
ser médica. Es verdad que todavía no
tiene claro si de animales o de niños, pero empieza a encaminarse ya, que es lo
importante. Estoy seguro de que es una señal porque ¿Qué niña/o con 4 años dice que quiere ser médico? Pocos o ninguno.
Así que ¡Adiós periodismo y hola medicina!
Ahora tengo que empezar a analizar con
detenimiento hacia dónde se dirige la Sanidad Pública porque esa será la
segunda disyuntiva laboral para mi hija (si al final se decide por la medicina
animal ni siquiera habrá discusiones sobre pública o privada). Tiene 4 años
pero empieza a vislumbrar su futuro. No
sé si lo había dicho en alguna ocasión pero ¡Qué hija más lista tengo!
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