miércoles, 21 de mayo de 2014

La libertad, concepto que Paula no entiende... o sí

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Estos días hemos vuelto un poco más al pasado, sobre todo las mujeres, debido a esa inferioridad intelectual que algunos le atribuyen. No voy a negar mi indignación porque tengo mujer, madre, una hermana, tías, abuelas y... a Paula, desde hace poco más de cuatro años. Es imposible quedar al margen de afirmaciones como la realizada por el número uno de la lista a Europa del principal partido de este país, para mí ya otro innombrable. Además de observar el asunto desde una perspectiva incluso sarcástica, así me lo recomienda el médico, uno no pierde la opinión, algo que poco a poco parece que también nos quieren arrebatar. 

Pero mi hija Paula, que creo que es muy lista (no sé si lo había dicho alguna vez), probablemente me ha visto tenso desde el episodio de esa especie de tío que todos tenemos (me refiero al nuevo innombrable) y esta mañana, durante el desayuno, algo tan simple como tener que abrigarse más ante el frío y la lluvia de hoy, dio pie a que, mientras le ayudaba a ponerse la cazadora, soltase: "Libertad, quiero libertad". Para a continuación, mirarme a los ojos y yo intuir que venía el momento clave, con todo lo que conlleva: "Papá ¿Qué es la libertad?".

Es evidente que como tengo una hija listísima yo sé que ella sabe (perdón por la redundancia) cómo y en qué instante utilizar la palabra libertad. Intenté explicarle qué era la libertad e introduje, tal vez acuciado por los titulares de la 'prensa seria' a propósito de leyes mordaza, pseudo amenazas tuiteras, etc, otro término: "Límites (a la libertad)". Y de nuevo regresó la cara de ingenuidad de Paula y barrunté que venía la temida pregunta: "Pero qué son los límites, papá"

Entonces, y aquí viene lo de que me dio pie a desahogarme con lo del nuevo innombrable, aproveché la coyuntura para soltar una perorata que acabó donde tenía que hacerlo, es decir, en las palabras del tío que todos tenemos, en las votaciones del domingo (le prometí que vendría conmigo) y... en la aburrida política

Menos mal que, con una capacidad intelectual inferior todo hay que decirlo (y si no ya se encarga de recordarlo "debido al cansancio" KÑT, 'la caña de España', como dice un buen amigo) siempre hay alguien al lado del sexo opuesto, en mi caso, que aparece para deshacer el entuerto en el que me había metido. Mi hija de 4 años tiene más que asumido que su padre no anda bien de ahí arriba, o por lo menos lo parece, porque al cabo de 30 segundos de explicación, como si de un buen político o periodista se tratara (a veces parecemos lo mismo) había desconectado para centrarse en lo verdaderamente importante: "Papá, llegamos tarde al cole"

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