miércoles, 29 de enero de 2014

Frases de Paula que encienden las alarmas: racismo

¿Cómo atacas con una niña de 4 años el tema del racismo? ¿Qué planteamientos pones sobre la mesa si alguno de sus amiguitos (me encantaría dar a mí con sus progenitores) no se arredran ante sus hijos a la hora de hacer según qué comentarios? El patio de los colegios, en el momento del recreo a la hora de la merienda, debe transformarse en un auténtico parlamento. Es el instante que nuestros hijos aprovechan para ponerse al día de todo lo que sucede en su mundo de piruleta y en nuestro planeta (también el suyo pero desde la inocencia, o eso suponemos) donde se pierden valores en una proporción similar a los prejuicios que se ganan.

Sin duda es complicado tratar tanto el racismo, como la xenofobia. Yo recuerdo, hace años pero no tantos (bueno sí, unos cuantos, para qué engañarse) llegó a mi colegio el primer chico negro; si no recuerdo mal se llamaba Óscar. Era un centro público y yo cursaba 1º o 2º de EGB (sí, ¡Yo también estudié en la Educación General Básica!). Fue todo un acontecimiento. Curiosamente, por entonces, y más adelante, términos como racista o xenófobo, ambos con todas sus variantes, no aparecían tanto en los medios de comunicación (alguno dirá "ya, ¡Qué te ibas a acordar!". Pues sí porque para mi desgracia, y no sé por qué gen de las narices, esto de la información ya me llamaba la atención, y mira que lo lamento). Ahora, sin embargo, noticias de agresiones, físicas y verbales, de menosprecios o de alusiones escondidas bajo el manto de la literatura con firma más o menos conocida, son más frecuentes de lo deseable. 

Hace un mes, más o menos, cuando manteníamos una charla de sobremesa su madre, ella y yo mientras veíamos una noticia sobre los famosos Guerreros de Xian soltó la bomba: "¡A mí no me gustan los chinos!" 

La crisis interna (en las cabezas de los adultos presentes, es decir, mi mujer y yo) fue instantánea. La mamá de Paula se fue a la cocina hablando sola "Yo para esto no estoy preparada, yo para esto no estoy preparada. Para una hija racista. Las compañías...". En estos casos, siempre uno de los dos tiene que hacerse el fuerte y poner un poco de orden. Es algo así como durante el embarazo. Ellas, por lo general, están más nerviosas, tensas, con las hormonas a flor de piel y, por ende, los sentimientos. ¿Y nosotros? "Es que parece que todo te da igual..." NO, NO. No es que todo me dé igual, ni mucho menos, es que uno de los dos tiene que tratar de mantener la calma pero la profesión va por dentro. Esto no lo digo por decir. No es para quedar bien. Soy de los que piensa que si fuéramos nosotros, los machos, los jefes de la manada, los encargados de traer al mundo a los pequeños que permitirían perpetuar la especie... el ser humano pasaba a la historia en una generación, si es que el cálculo está bien hecho. ¡Gallardón, toma nota!

- "Vamos a ver hija. ¿Quién te ha dicho eso?
- "Tampoco me gustan los de cara negra"

¡Tanta angustia en apenas 5 minutos! Esto ni Rubalcaba con Tomás Gómez o Rajoy con... con... los periodistas (salvo Gloria Lomana). En ese momento me dieron ganas de irme yo a la cocina.

- Pero ¿por qué dices eso?
- Porque sí.
- En tu clase hay niños que no son españoles...
- Sí pero son de color carne

Aquí uno se acuerda de los responsables de los rotuladores Carioca o las ceras Plastidecor. Los que tenían las de 'color carne' eran los jefes, los amos de la clase. Era un color cotizadísimo... y en ese preciso instante me acorde de ellos, y no para bien. 

- Paula, todos somos iguales. No importa el color de piel que tengamos.
- Ah...
- Sí, hija, la diferencia entre las personas buenas y malas está en cosas como esa. ¿Recuerdas la peli de Sonrisas y Lágrimas?
- Sí mamá (aquí ya intervino la madre porque nosotros guardamos la calma. El sentido común, casi siempre, lo ponen ellas). Te acuerdas que la familia escapaba de los nazis.
- Si de Him... Hil.. Hilte... ¡No me sale!
- Hitler, hija. Pues este señor se dedicaba a hacer mucho daño a personas que él consideraba distintos por su color de piel, por su religión...
- Qué es la religión
- Bueno hija, eso ya te lo explicaremos en otro momento (rotundo de nuevo yo) ahora estamos a lo que estamos (puro sentido común)
- Vale. 
- Pero entiendes lo que te decimos. Comprendes por qué decir o pensar esas cosas está mal...
- Que sííííííí...

Es como cuando el futbolista, antes de tirar un penalti, toma una bocanada de aire para soltar tensión o cuando Nadal consigue un punto de set y suelta el ¡Vamos! Pues así, salvando las distancias deportivas, nos sentimos la mamá de Paula y yo cuando la pequeña se olvidó de todo y siguió con sus cosas como si nada hubiera pasado. 

Quizás fue solo una frase para llamar la atención. Tal vez nos hicimos demasiadas películas en un instante. Quién sabe si exageramos... vamos estoy seguro de que perdimos por unos minutos el control y dimos más importancia de la que tiene al asunto que, por cierto, ahí se quedó. 

Esto ocurrió poco antes de Reyes. Y como los Magos de Oriente son muy, pero que muy listos, aquel día estaban pendientes de nuestra conversación y aportaron su 'granito de arena' para seguir alejando fantasmas. De este modo, decidieron que una de las muñecas que Paula les había pedido llegara en su versión mulata y con un mensaje relacionado con la desigualdad en el mundo que afecta, en especial, a los niñas. ¡Mira que son inteligentes estos Reyes! Para que luego digan que no existen. 

1 comentario:

  1. Que grandes sois y que dificil situacion hacerle entender a Paula k no importa el color de la piel ni los rasgos diferentes de un rostro,pero gracias a dios Paula tienen unos padres como vosotros,lo peor es de el resto de los niños que sus padres les dará igual lo que sus hijos digan o simplemente piensan igual que ellos,un saludo grande para los tres de esta vuestra terriña....jijiji..bicossssss

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