miércoles, 16 de septiembre de 2015

Paula entra en Primaria con "gritos con amor"

Hacía tiempo, mucho tiempo, que no me asomaba a este balcón en el que se supone que hablo de, con y para la pequeña Paula. Sin embargo, en las últimas semanas se han producido una serie de acontecimientos que merecen que los plasme aquí. El último, por cercanía en el tiempo, ha tenido lugar estos días. Paula ha comenzado una nueva etapa en su formación; ha pasado a Primaria. En primer lugar he de reconocer que me quedé anclado en la EGB y me cuesta asimilar la cantidad de cursos que hay en esta fase, en la siguiente de Secundaria, Bachillerato... Es lo que tenemos los de EGB. 

Además de ir de 1º a 8º, saltar a la adolescencia vía instituto y sentirte adulto en COU, nos hemos quedado con un inglés de espagueti western -en el mejor de los casos-, aún tarareamos canciones de Hombres G que siguen, por cierto, con sus 50 y... paseando su 'arte' por España adelante (y eso que todo el mundo moderno de entonces renegaba de ellos) y, claro está, somos incapaces de quedarnos con la división actual de cursos de nuestros hijos. 

Bueno, la mía ha empezado primero de Primaria. Sigue en el mismo colegio público y sin cambiar de compañeros. Entre ellos varios hijos de inmigrantes que aportan a mi hija una amplitud de miras que ya agradecerá en el futuro (hoy sin ir más lejos se ha ido a comer a casa de su mejor amiga cuyos padres no son de aquí y estoy seguro de que no la convertirán en una suicida). 

Primer dato del paso formativo de mi hija. Ya no está Lola, la gran maestra que ha llevado las riendas los últimos tres años. Paula lo ha sentido, ha llorado y ha dado rienda suelta a sus miedos ante la nueva profe. Al final, como es lógico, todo ha ido bien con su tutora -por lo menos por ahora-. Con la de inglés ha tenido sus más y sus menos.

El primer día ha venido diciendo que grita mucho "como tú papá". Gracias hija. La segunda experiencia ha sido mejor porque, según palabras textuales de Paula, "es verdad que grita mucho... pero lo hace con amor. Me cae bien y es muy maja". En este punto no ha dicho nada de mí, lo cual he preferido pasar por alto. 

Han ido bien estos primeros días. Lo mejor de cada mañana es verla salir de casa con una auténtica maleta, casi tan grande como ella, en la que únicamente transporta su merienda y una botella de agua. Ahora entiendo porque al llegar a la universidad los jóvenes piden un coche ¡Claro, para llevar los libros!

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