jueves, 16 de abril de 2015

"Y yo voy a tener que empezar a ser católica..."

Imagen de la Semana Santa de este año.
En más de una ocasión he comentado la vida en pecado que llevamos mi mujer y yo. Estamos casados, sí, pero no como manda la Santa Madre Iglesia. Nuestro matrimonio nació en un Ayuntamiento y vivió el paripé de la ceremonia jolgorio de la mano de una alcaldesa roja rojísima...

Esta situación de alejamiento eclesiástico cambiaría, sin duda alguna, si la institución que no paga IBI nos dejase para vivir un ático como el de mi paisano Rouco. Qué majo el tío y qué cara de bonachón tiene, ¿verdad?Con ese rictus tan amable no me extraña que siga aumentando el número de seguidores de la fe cristiana.

Bueno, que me desvío del asunto. En medio de esta lluvia de blasfemia, la pequeña Paula no recibió el primero de los Sacramentos que coincide casi con el nacimiento, el Bautizo, y que da lugar a un convite propio de una boda gitana...

Con cinco años cumplidos y en medio de un momento personal, el mío, que me lleva a creer que Esperanza solo responde al nombre de la lideresa y que más allá de ella no tiene significado, Paula nos sorprendió con una de esas conversaciones que conducen a reflexiones imposibles pero no exentas de lógica, y que suelen suceder al regreso del cole.

- Mamá ¿A que en Pontevedra, en Navidad, cuelgan al niño Jesús en la ventana?
- En Pontevedra no es habitual, es habitual aquí.
- Y ¿por qué lo hacen?
- Pues porque los católicos en esa fecha celebran...
- Yo soy católica...
- ¿Ah sí?
- Sí, por las niñas.
- Por qué niñas.
- Por Grabiela (así lo dice ella) y Victoria -dos amigas mayores que Paula con las que coincide en el parque- que dicen que Dios nos creó. Yo ya les dije que no, que en realidad fue el Big Bang... pero ellas no me creen...

Y la conversación, tras el desestimiento de Paula ante la 'evidencia' del argumento de la masa social, se quedó ahí. Mi hija, nuestra hija, dejaba su agnosticismo para convertirse... Unos días después, tras esta charla con su madre, como llevo lo de periodista de 'investigación' muy dentro, decidí hablar con la pequeña para saber más de esta 'metamorfosis' católico-científica.

Según me comentó, en la charla transformadora con sus amigas estaban contando historias de miedo y ella  contó una de una procesión...
- ¿De las de Semana Santa?
- Sí...
- Y qué historia de miedo sobre procesiones sabes tú
- Una que me inventé ¡Ay papá!
- Vale, vale...

Después de esto, y por esa imaginación de la que hacen gala los pequeños y que nosotros los mayores vamos destrozando poco a poco, de la Semana Santa se pasó a la Navidad y de los capirotes a los Niños Jesús colgados de los balcones... Para qué más comentarios.

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