viernes, 19 de diciembre de 2014

Y el último día de clase, Paula la lió desde primera hora

Imagen de la blusa de la discordia
No sé si porque acababan hoy las clases, por los nervios de la proximidad del viaje a Galicia, porque las notas (lo siento pero hoy no tocan) han vuelto a ser buenas o porque se levantó con el cable cruzado, pero hoy Paula la lío desde primera hora. Es una constante lo de la ropa para ir al cole, al parque o a cualquier sitio. La pequeña opina siempre (que está muy bien) pero cuando de ahí se pasa al cabreo generalizado (porque lo transmite y expande al resto de los que vivimos en casa, incluidos los periquitos) entonces nos vemos en la obligación de hacer frente común y adoptar el papel de padres. Los míos a su edad lo solucionaban de forma drástica y sin miramientos. 

Nosotros somos modernos, aunque he de reconocer que hoy casi regresamos a la prehistoria de hace tres décadas. 

Todo empezó a las 07.00 de la mañana. A esa hora Paula, por lo que sea, decidió que ya no dormía más. Aun así, su madre consiguió mantenerla en cama hasta 45 minutos después y entonces... la hecatombe. 

- Mamá, yo no quiero ponerme esa blusa.
- Pero por qué Paula.
- Porque no me queda bien.
- Pues hija tienes que ponértela...

Palabras mágicas que desataron la furia que cualquier enana de cinco años lleva dentro y que decide sacar en el momento más insospechado. Porque Paula es inteligente, tranquila dentro de lo que cabe, cabal y me atrevería a decir que también receptiva a lo que le decimos su madre y yo ¡Pero cuando extrae de su cuerpecillo la mala uva...! Como diría una abuela: "Tiene bien a quien salir". Yo lo tengo claro pero no lo voy a decir para no expandir más una situación de crisis como la de hoy, pero no es a mí. 

La cosa, es decir, el cabreo fue in crescendo. Ella en sus trece de no ponerse la blusa y su madre (aquí los padres es mejor que nos echemos a un lado aunque nos acusen de poca implicación o implicación de conveniencia) con la vena del cuello hinchándose cada vez más. Dos mujeres, sin tener en cuenta la edad, discutiendo es sinónimo de batalla

Desde la distancia que otorga el vivir en un dúplex, observaba y escuchaba preparando el desayuno. He de decir que por ser el último día de cole, por las buenas notas y porque estamos casi en Navidad, hoy había previsto ir a comer en un lugar especial y sano: McDonald's o Burger King

Paula lo sabía pero aún así no cambió de idea en lo que a la vestimenta se refiere. De hecho, como soy un padre comprometido e implicado, decidí dar un paso adelante y sugerirle a la pequeña que si no hacía caso a su madre, entonces se suspendía la sorpresa gastronómica. 

Bajamos a desayunar y ella se quedó arriba sin vestir. Al cabo de unos minutos bajó. Nosotros estábamos convencidos de que una amenaza... perdón, sugerencia, como la de comer en casa y no en el lugar de la comida sana, le haría cambiar de idea y se pondría la blusa preparada por su madre ¡Pero no! Paula es así y ella misma eligió la camiseta con la que acudir a su último día de clase. 

Nuestra cara cuando apareció sin la blusa pero con la camiseta lo decía todo y mejor no la describo. 

Sin embargo la cosa no quedó ahí. Nuestra hija, además de rebelarse por la ropa decidió no desayunar. Volví a intervenir con paso firme: 

- Pues te quedas sin tele esta tarde.
- Me da igual.
- ¡Ah! Y ten en cuenta que esto lo ven los Reyes Magos y Papá Noel.
- Sí ya, pero ellos ven todo el año, no solo hoy...

Y ahora vas y lo cascas. Resumiendo. El último día de clase ha empezado mal... para qué engañarnos. Su madre la llevó al cole tras insistir durante el no desayuno en la necesidad de que reflexionase sobre lo que acababa de ocurrir. Al bajar del coche en el que no pronunció una sola palabra, ya en el colegio... Paula habló.

- Mamá
- Qué hija. 
- Hoy tenemos fiesta en el cole.
- Ya lo sé. No te quites el abrigo que te puede coger el frío.
- Vale. Mamá.
- Qué.
- Ya he recapacitado...

Y no añadió nada más. Ella recapacitó, eso sí, sin la blusa y sin desayuno. Yo en un rato empiezo a preparar las judías que tenemos hoy para comer. En la vuelta a casa intuyo que tendremos otro momento de crisis así que me aplico el mensaje que Mariano Rajoy envío a un amigo: "Sé fuerte. Resiste"

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