miércoles, 3 de diciembre de 2014

Paula quiere una tablet y no tenemos nada que decir. "Es cosa de los Reyes Magos"

Hacía tiempo que no me asomaba por esta bitácora. Todo tiene su justificación pero que ya ofreceré en otro momento porque ahora no procede. La ausencia de palabras escritas en estas conversaciones con mi hija de cinco años, no significa que no se hayan producido dichas charlas. Es más, la pequeña Paula tal vez no sea un hacha en, por ejemplo, el tenis o la natación (aunque esto ya lo veremos), pero sí lo es en lo de hablar... porque habla y mucho (pero ¡qué bien lo hace!, y no es amor de padre).


Ya he dicho en más de una ocasión, y lo seguiré diciendo cada vez que escriba algo aquí que para eso es mío y Montoro o Fernández Díaz no pueden impedirlo, que mi hija es listísima y nosotros, es decir, un servidor y la mamá de Paula, somos 'padres modernos'.

Sin embargo, esa actitud de estar a lo que marcan los tiempos actuales, es decir, enganchados a la tecnología y a los aparatos que nos la ofrecen de manera sencilla, he de reconocer que choca con mi forma de pensar en lo que a la pequeña se refiere. Como es lógico, que para eso empieza a verse ya el anuncio de "Vuelve a casa..." estamos inmersos en la vorágine preparatoria de la Navidad (el lunes que viene ponemos el árbol, según conversación mantenida entre Paula y su madre a la que yo asistí de invitado de lujo). Esto significa que Papá Noel y los Reyes Magos empiezan a asomar... junto con la carta que, como mandan los cánones, hay que enviar cuanto antes.

En esta ocasión, Paula quiere pedir unas camisetas de Elsa (que si no sabéis quién es se debe a que, o no tenéis vástagos, o los vuestros ya no tienen edad Disney. Para que vuestra información se trata de uno de los personajes de Frozen ¡A que ahora ya habéis resuelto las dudas! buscad en Google), también quiere una Nancy 'no sé qué' y... una tablet.

Esto último yo no lo comparto. Mis argumentos, a la vista de lo que veo en otros niños, es que tras los buenos deseos de que "la utilizará para cosas útiles" se esconde la idiotización  más evidente a través de juegos que de educativos tienen lo que mi lenguaje cuando me enfado mientras voy al volante.

No os creáis que en nuestra casa no hay consenso o no se hablan las cosas. Se hablan y mucho. Esta petición de Paula ha sido objeto de una profunda negociación entre su madre y yo. Ambos mantenemos una postura diferente pero como somos 'modernos' tratamos de llegar a acuerdos. En esta ocasión, la tablet es un elemento muy importante para el crecimiento, formación y educación de nuestra hija. Yo lo veo así, sinceramente. No obstante, creo que todavía es muy pequeña para disponer de un gadget (ya he dicho que soy moderno) que puede cargar el diablo. La mamá de Paula, esta vez, apoya la petición de la pequeña. Estamos en empate porque la beneficiaria no puede opinar ya que los Reyes vienen de Oriente y no viven en un pueblo de Castilla-La Mancha. Por si fuera poco, nuestra hija ya aportado un argumento más que contundente, y en contra de mi posicionamiento.

- Hija, tal vez eres muy pequeña para tener una tablet.
- Vamos a ver mamá. Si los Reyes son Magos ¡Yo pido lo que quiero! Además, no me lo vas a regalar tú.
- Bueno Paula, pues negocia con papá, háblalo con él...
- Pero a ver mamá. Si esto es cosa de los Reyes ¿Qué tiene que decir papá?

Y ahí se ganó el voto favorable de su madre. Pero yo resisto.

Os he de confesar que mis dotes de persuasión basada en la realidad y la coherencia, van a triunfar. Para ello he utilizado incluso esa noticia de que en Finlandia se habla del fin de la escritura. "¿Cómo vamos a permitir eso nosotros, que somos de 'letras puras'?". Es este un argumento profundo y que va a calar en la mamá de Paula con seguridad. Mi segundo baza es que lo mejor es esperar al año que viene. Ya con 6, mi hija es más consciente de las cosas... y además gano tiempo. Ya iré informando sobre este particular.

Por cierto, y aunque sea de pasada, en la última entrada hablaba de los preparativos del cumpleaños de Paula con el compromiso de contar cómo se desarrollarían los acontecimientos. Como lo prometido es deuda y aunque sea de forma breve, el balance de la fiesta es positivo puesto que al final llovió y en lugar de en el exterior, ya con la mesa casi puesta, tuvimos que trasladar los bártulos a nuestra casa (piso). ¿Cómo no va a ser bonito y relajante meter en una vivienda de 90 metros cuadrados a 18 pequeños, todos majísimos, para celebrar un cumpleaños? ¿Qué puede haber de negativo en esto?

Seguiría contando más detalles pero ahora no puedo porque mi negociación con la mamá de Paula a propósito de la tablet requiere de mi atención. Sinceramente, creo que voy por el buen camino. Ahora tengo que cortar que vamos a ver alguna solo para elegirla pensando en el año que viene... Lo dicho, soy un moderno papá con grandes dotes de persuasión.

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