viernes, 3 de octubre de 2014

Es superman, es una boda ¡NO! es... el cumple de Paula (los días previos)

Y llegó el gran día. Hoy Paula cumple 5 años ¡Casi nada! De cómo se desarrollen las celebraciones - sí, en plural porque, como en años anteriores, tenemos por delante varios días de festejos- ya hablaremos la próxima semana porque ahora, lo que toca, es comentar los días previos. 
En primer lugar el aspecto meteorológico. Nosotros, que somos padres modernos, hemos decidido que la celebración tenga lugar en la urbanización en la que vivimos. Nada tiene que ver en esto el encaje de bolillos económico-familiar, porque aunque es verdad que la recuperación de la que algunos presumen y casi nadie ve no nos ha tocado ni de refilón, si lo hubiera hecho tampoco optaríamos por esos centros de bolas a 10 euros por cabeza. Esto dice la madre de Paula que de las cuentas familiares sabe más que el mismísimo Montoro. 

Parece, tras observar detenidamente los espacios específicos de las diferentes cadenas de televisión, las aplicaciones de los teléfonos móviles y la costumbre del lugar, que finalmente como de una gran corrida de toros se tratara, el tiempo acompañará. He de decir que en nuestra casa, hogar de periodistas recauchutados en otras cosas, los informativos son sagrados. Sin embargo, estos días (semana y media atrás), las ansias electo-soberanistas de algunos catalanes, las herencias de ex honorables presidentes, la ausencia de mi paisano Rajoy (aunque esto no es noticia), las tarjetas mágicas de Bankia (quien pillara una) o los instantes de toilette de Jordan-Cristiano (La Sexta en esto es espectacular) se han quedado en un cuarto plano de interés. 

El tiempo ha ganado en audiencia a todo. Los días que daban lluvia, las maldiciones se oían a muchos kilómetros. Cuando el líquido elemento se transformaba en sol, entonces nos embargaba una alegría tremenda.

Otro elemento a tener en cuenta estas jornadas previas han sido los nervios de Paula. Mi hija ha llegado a decir "odio el dia en que nací"; "pero por qué dices eso", "porque tarda mucho en llegar mi cumpleaños". Explícale tú a una niña en el ocaso de los cuatro años que todo el mundo tiene que esperar el mismo tiempo para su cumpleaños. A esto habría que añadir la tensión familiar derivada de lo anterior, que se traslada a los padres (que aunque seamos modernos, tenemos corazoncito). 

En las fotos aparece la marca de aprovisionamiento. No es
por hacer publicidad... aunque estamos dispuestos a hablarlo.
Y por fin llegamos a la preparación de la fiesta. Una semana y pico antes. La intendencia se ha desmadrado un poco a pesar de que "no podemos caer en lo del año pasado, que sobraron muchas cosas". Es igual, al final repetiremos los errores o no dicen aquello de que 'el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra', o algo así. Pues eso.

Es un cumpleaños celebrado, eso sí, en varias fases: Amigos del cole, familia, vecinos/amiguitos y dejamos abierta una cuarta opción relacionada con el festejo reservado a los amigos de los progenitores. Vamos, como un casamiento gitano. 

Creo que ya lo comenté el año pasado pero lo vuelvo a repetir, a ver si en algún momento lo hago de verdad. El próximo, con el trajín que sabemos que conlleva, voy a abogar por una celebración conjunta. De esta manera, nos reunimos casi 50 personas (¡y no exagero!) y es perfecta la implantación de una lista de aniversario en El Corte Inglés, al estilo de las listas de bodas. 

Patatillas, panchitos, globos, sándwiches, medias lunas (caseras), tarta (casera), bolsas de chuches individuales (preparadas en casa que salen mucho más baratas que las compradas ya hechas) y bebida de marca blanca (que no es casera pero por el precio como si lo fuera).

Y todo esto en un momento de crisis como el actual. De los regalos no hablo porque, quizás por aquello de que somos modernos, hasta hemos comprado un disfraz de Frozen (sí, los que tienen hijos ya saben de quien hablo) por Internet. En China los hacen de maravilla (y a un precio sorprendente). Lo único es que llegará en unos días. Es lo que tiene la modernidad (y la crisis).

Para esta tarde, para la fiesta con los compañeros de clase están invitados 18 niños. Menos mal que a su aula todavía no ha llegado la masificación estudiantil vía ley Wert ¿Imaginas 38/40 niños de una tacada? No quiero ni pensarlo.

Paula ha pedido que su madre y yo hagamos un taller de pintacaras, pintauñas, juegos... Es decir que nos lo vamos a pasar en grande. 

Bueno, ahora os dejo que toca empezar a preparar las cosas y hacer un curso acelerado de pintacaras y solo quedan siete horas y media para que lleguen los primeros invitados. 


Por cierto ¡Muchas felicidades pequeña!

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