viernes, 12 de septiembre de 2014

La vuelta al cole de Paula... a su pesar (y alguna anécdota)

La pequeña Paula camino del
 primer día de cole.
La pequeña Paula ha retomado su formación. Ha vuelto al cole y la familia, por extensión, a la rutina diaria hasta el próximo verano (vacaciones de Navidad y Semana Santa mediante). No sé si alguna vez he comentado que mi hija es muy inteligente. Tal vez sí, pero como esta bitácora es mía (patrocinada por Google/Blogger gracias a mis datos y a los vuestros), hablo y digo lo que quiero. Sin embargo, además del amor de padre, la afirmación de marras encierra una veracidad empírica fuera de toda duda: sus notas. El argumento es que eso de "Sí", "No", "Ha mejorado", etc, que su profe incluyó en el boletín correspondiente al final del curso pasado, en el caso de Paula fueron síes, que viene a ser algo así como matrícula de honor.

Igual es exagerado llegar a esta conclusión, pero si no te lo crees vuelve a leer el primer párrafo, la parte relativa a la propiedad de estas Conversaciones A pesar de ello, los días previos a la vuelta al cole, la pequeña nos sorprendió con una de sus respuestas.
- Hija ¡qué ganas de que empiece el cole! ¿Eh?
- No papá. En realidad no quiero ir...

Jarro de agua fría. Tú, pequeña, que eres lista no... listísima ¿no te sientes atraída por volver a ese lugar de peregrinaje formativo, a ese centro del saber que es el colegio? En realidad mis pensamientos no fueron así, pero como no se pueden reproducir puesto que se limitaron a una palabra relacionada con la comunión religiosa o un bofetón, mejor quedarnos con lo primero.
- Pero Paula ¿Por qué dices eso?
- Es que papá. Yo quiero ver a mis amigos del cole pero en la piscina, en el parque... es que quiero ser libre.

Esto me dejó estupefacto. Mi hija hippie a los casi cinco años. Ya me veo con su madre, ambos con un pantalón de esos ajustados (no voy a decir de perroflauta) vagando con nuestra hija por el mundo...

- Paula pero el cole es muy chuli.


Esas son las palabras que utilizamos los padres cuando nuestros vástagos nos descolocan. ¿Chuli? ¿Chuli? ¡Vamos hombre! No había otra expresión. Claro, lo de 'chuli' no funcionó, así que, como soy un papá moderno, ante la negativa de la pequeña, recurrí al argumento que no falla nunca y que es el más democrático de todos.
- Hija, da igual que protestes. Las cosas son así. Al cole vas a ir sí o sí porque no es negociable... y punto. 

Esta negativa de nuestra hija nos hizo reflexionar ¿Cómo es posible que no quiera ir? Conclusión, para no darle más vueltas al asunto que la cosa no está para perder demasiado tiempo: "Esto quiere decir que se lo ha pasado muy bien en verano" ¡Pues claro!

Anécdotas del regreso
Es curioso como la vuelta al cole supone el regreso de la rutina al hogar. Volvemos al desayuno, a la pelea por la ropa que Paula se quiere poner, al coche y al encuentro con otros padres y madres. Merecemos los progenitores un estudio aparte. Por ejemplo, ayer las caras, he de decir que sobre todo de las personas correspondientes al género masculino, eran de felicidad. 

Supongo que por lo que comentaba antes de que nuestros pequeños regresaban al lugar donde se empiezan a formar para el futuro. Nada que ver con aquello de encontrarle sentido a la expresión que oías a los abuelos de Paula refiriéndose a ti: "Qué ganas tengo de que empiece el colegio". Alguna leyenda urbana ha concluido que esta frase responde al cansancio, al hastío que provoca la presencia del hijo por casa las 24 horas del día. Sin duda se trata solo de una leyenda. 

Sin embargo, no todo eran caras de alegría. También había algún cabreo e, incluso, lágrimas y no de niños ¿Por qué? ¿Por el propio inicio del cole? ¿Porque el bocata no podía ser de nocilla? ¿Porque había accedido a dejar que el pequeño eligiera la ropa y parecía que iba a la fiesta de Halloween? No. 

El enfado y la lágrima se debía a que ¡A su hijo, al pasar de curso, le habían separado de algunos de sus amigos y eran compañeros durante todo Infantil y primero de Primaria! De seguir así hasta la mayoría de edad, el colegio se convertiría en la semilla a partir de la cual nacería una nueva especie de Ñetas, es decir un grupo diverso de jóvenes con las ideas tan claras como sus objetivos. 

Es lo que tenemos los padres. Nos cabreamos por cosas así, protestamos, pataleamos (todo bien visible para que se enteren los responsables de la ofensa) pero luego, en las reuniones del cole, siempre están los mismos.  

Es la modernidad de estos tiempos. Hay que marcar el territorio, también entre tus congéneres paternos, para así demostrar quien manda. 

Esos padres y madres a la última no se han parado a pensar (lo dicen esos tipos que no saben nada a pesar de másteres, doctorados, estudios con muchos datos, etc) que el conocer a más y nuevos compañeros es bueno, muy bueno, para el desarrollo de los hijos. 

La pregunta es ¿se enfadan por ellos o por sus pequeños? Qué buenos esos cafés postdejaralniñoenelcole donde las discusiones se centran en lo listo que es el mío frente a lo cazurro que es el tuyo (esto último no se dice pero se deja entrever). Y lo sé porque he asistido a alguno ¿Me va a enseñar a mí algo sobre esto uno de esos 'expertos' en la materia? Amos hombre

Por cierto, el primer día de Paula en el cole tras las vacaciones ha ido muy bien.

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