Plaza del Teucro (Foto:www.pontevedra.eu) |
Hace algunos años, las viandas eran lo de menos. Es lo que tiene la edad. Al inicio de este siglo, todos éramos jóvenes aunque sobradamente preparados. Entonces la excusa era cenar para después salir a 'rachar la noche'. Pero amigo ¡cómo ha cambiado la cosa! En cierta medida sigue siendo lo mismo de antes, es decir, aprovechar una 'quedada de machos' para tomarse unas copas y deambular por la Zona buscando garitos en los que ¿bailar? buena música. Cambio de planes. Otra edad, otras prioridades, salvo honrosas (o no) excepciones. Ahora, la buena mesa es fundamental porque la edad del pavo se ha ido a la velocidad de la luz y de forma paralela a la resistencia del cuerpo. Ya no es como antaño. Además, como siempre se decía en estos casos en tiempos jóvenes: "no me ha sentado bien la última copa y yo creo que ha sido porque no he cenado casi nada". Pues eso, buenas viandas para prevenir una mañana, la siguiente, todavía más dura.
Plaza de Méndez Núñez (Foto:www.pontevedra.eu) |
Y ahí están todos los primos, o casi todos porque siempre falta alguno. La noche transcurre como estaba previsto. Recuerdos, risas, anécdotas, chistes, más recuerdos, “¿Y tú cómo vas? ¡Joder pues las cosas están fastidiadas pero...” Es el reflejo de la sociedad misma con parados, funcionarios, jefes, curritos, propietarios... del Madrid, del Barça, ¡incluso del Atleti! o del Depor (tranquilo primo, volverá a subir)... de derechas, de izquierdas, de ¿Rosa Díez?... sí también de ella, aunque en Galicia, a diferencia de los del Atlético de Madrid, esto se lleva en silencio.
A medida que avanzan las horas el cuerpo se resiente y aparecen los ataques de sinceridad: "Va a ser verdad que la edad no perdona. Hay que joderse, hace unos años aguantaba lo que me echaban y ahora..." Y ahora la edad, aunque menos jóvenes y sobradamente preparados, no pasa en balde y ya no se aguanta lo de antes, como en 'las peñas' de la Peregrina. ¡Madre mía! Desde las cuatro de la tarde hasta...
Al final se quedan los de siempre, aquellos a los que le parece que la vida se acaba en una noche que culminan con la hamburguesa del 'Chiringuito'. Dice la leyenda, no sé si urbana, que las multinacionales del fast food, alguna instalada desde hace muy poco en la ciudad, trataron de hacerse con el 'Chiringo' por aquello de eliminar competencia... y no pudieron.
La oscuridad, de todo tipo, está a punto de terminar. En breve empezará a atisbarse la luz natural y también la artificial, esta gracias al manjar hamburguesiano. Son las 6 de la mañana. El balance es positivo. Las consecuencias se verán en los próximos días pero ya sabemos que, a pesar de que el calificativo de joven a algunos les queda ya algo lejos, aún les sirve lo de sobradamente preparados.
En este tipo de encuentros en los que no hace falta vino para confraternizar, muy poco se recuerda a los que no han ido. Sin embargo, esos protagonistas involuntarios por su ausencia, dende as terras do interior, viven la noche en el sofá como si también estuvieran en una terraza de la Plaza de la Verdura con los Sergios, Toni, David, Manolito, Ángel, Óscar y Julito, riendo, charlando, arreglando el mundo...
Es lo que tienen las cenas de primos: se viven con intensidad se esté o no.
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